lunes, 3 de diciembre de 2012

Por qué duermes, Señor?

Despierta,
¿Por qué duermes Señor?
¡Levántate!
¡No nos rechaces para siempre!
(Salmo 44,24)

Si es verdad que el Todopoderoso no puede menos de dormir, será por una razón más imperiosa que ninguna, aunque sólo sea por acatar las leyes de su propia Creación. Ya desde el primer día, cuando "separa la luz de las tinieblas", comienza a imponerse el dormir.
Sin dormir no hay despertar: tal es la ley universal de alternancia que, según las más antiguas tradiciones, se aplica a la Creación misma.
Si nos remontamos hasta la India de los Vedas, eso es lo que nos enseñan las leyes de Manú: "En cuanto el Ser divino se despierta, el mundo se pone en movimiento; en cuanto se duerme apaciblemente, el Universo se sume en el sueño."
"Los Manvantaras (creación y destrucción del mundo) son innumerables; Brahma, como por juego, los renueva sin cesar."
Cada vez que el mundo queda en suspenso o "traspuesto", Vichnú -visión fascinante- se acuesta sobre la serpiente cósmica, Ananta, la "sin fin".
¿Porqué duermes, Vichnú? Visión fascinante, insondable, que no deja lugar a ninguna especulación, a ningún intento de reducción a nuestra escala. Y sin embargo, en lo más secreto de nuestro propio misterio, ¿Cómo no vamos a interrogarnos -a nuestra escala- "sin fin?
¿Y si todo esto no fuera más que sueño? Un maestro Sufí del Cercano Oriente, habiéndole preguntado un discípulo: "Si es verdad que el mundo es el sueño de Dios, ¿qué ocurre cuando Dios se despierta?", le dio esta respuesta: "No, el mundo no es el sueño de Dios, es el sueño del hombre. Y cuando el hombre se despierta, descubre que no hay más que Dios. Ninguna otra cosa es real, ninguna otra cosa es verdad (haq). El mundo entero no es más que el oleaje que riza la superficie del Océano de Verdad. 
"Mirad más adentro". ¿Soy yo capaz de hacerlo? Y si no lo soy, ¿cómo no se ha de convertir la pregunta, inevitablemente, en "Por qué duermo yo?
Además, ¿sé siguiera lo que es dormir?
Según los Upanishad hay cuatro estados del ser: el primero es el estado de vigilia "común a todos los hombres" (jágaita-sthana), el segundo es el dormir, al cual sigue el estado de sueño profundo (susupta-sthana), y por último el cuarto, el estado superconsciente (Turiya), "más allá de toda medida", el verdadero Uno (Atman).
"Sueño profundo": ¿cuál es ese tercer estado, ese incognoscible "sueño profundo"? ¿Será aquél en que Jehová sume a Adán para crear, con una costilla suya, "una ayuda para él"? Según los Upanishad, "si el hombre dormido no siente ningún deseo de ninguna clase, eso es el sueño profundo." O también: "así como un halcón o un águila, cansado de volar por el espacio, repliega sus alas y regresa al nido, así el hombre se apresura a acercarse a ese estado en el que, ya dormido, no experimenta ningún deseo y no ve ningún sueño."
Dormir sin soñar, que tanto fascina, y hasta hechiza, porque parece ser el último: como está mucho más allá de todo concepto definible, se dice que es en sí mismo el "Conocimiento", y que está impregnado de beatitud, de eterna Beatitud. "Y entonces, cuando el hombre está así profundamente dormido, tranquilo, sereno, sin tener ningún sueño, es el Uno (Atman), es el inmortal, el sin-temor, es Brahma."

Henri Tracol

Fragmento del libro de Henri Tracol publicado es Castellano por la Editorial Ganesha con el título "Buscador de nacimiento". Éste es un libro notable, en mi criterio extraordinario, que recomiendo especialmente a toda persona que realmente esté interesada en Despertar!,... en una búsqueda de su verdadero Ser. 

Miguel Fochesatto