Uno de los principios más importantes del Maestro Dogen es
que no hace falta ni desear adquirir, ni dar, con idea de recibir.
Mushotoku es el principio esencial. Se concretiza en
shikantaza: el arte de sentarse sin meta (postura de Budha) es lo esencial.
Cuando un hombre actúa o da algo, quiere recibir algo a
cambio, pero el zen es la filosofía de
la gratuidad.
En zazén, el discípulo debe intentar obtener "lo más
elevado de sí mismo" con un perfecto desinterés.
Si existe el deseo de obtener un resultado, éste no se
obtiene. Lo puro se vuelve impuro.
Así, en toda obra de arte, en toda creación, el artista debe
darse por entero, sin ocuparse de alcanzar fama, belleza o dinero, y sin
sacrificar nada a la moda. Debe expresarse de la mejor manera que pueda y sin
hacer compromisos. Entonces la obra podrá ser bella, pura y humana.
Lo mismo sucede con la búsqueda de la sabiduría. El
discípulo no debe desear la sabiduría ni la felicidad. Pero obtendrá la
sabiduría si día tras día, se esfuerza por conocerse, por ir más allá de sus
límites, por darse a sí mismo sin esperar ningún provecho personal. Si alcanza
la gratuidad de sus actos, la dicha vendrá por añadidura.
Todo apego, sea cual sea su naturaleza, aliena la libertad
humana.
Romper las ataduras, los hábitos, amar sin apego, actuar sin
fines personales.
Mantener las manos abiertas, dar, abandonar todo sin miedo
de perder, no buscar nunca la posesión, tal debe ser la conducta del que hace
zen.
La verdad reside en la sencillez.
Concentrados, volvemos la mirada hacia el interior de
nosotros mismos, hacia el lado nocturno de nuestro ser, hacia la noche humana,
El alba amanecerá. El mundo de la experiencia reside en nuestro espíritu.
La paz y el desapego serán las pruebas de la eficacia de
nuestra búsqueda.
Nuestra vida no es ni pequeña ni estrecha, ni limitada, ni
solitaria.
Nuestro cuerpo y el universo son uno.
Nuestro ego y el universo son uno.
El satori, el nirvana, son libertad.
El satori exige el don total de uno mismo.
El satori exige el total desapego de los intereses privados,
espirituales y materiales.
El satori exige el amor perfecto.
La comunicabilidad es fuente de amor, de fuerza, de alegría.
El maestro Dogen dijo:
"Si mantenéis las manos abiertas, toda la arena del
desierto pasará por vuestras manos. Si las cerráis, no obtendréis más que unos
pocos granos".
Permaneced vigilantes, siempre dispuestos en cualquier
momento, agudizad vuestra atención como la espada más cortante.
Solamente entonces estaréis en la Vía.
Taisen Deshimaru.