viernes, 2 de diciembre de 2011

Poema I, de In Hora Mortis



No muchos mueren
por una casa
en el desierto
o por un árbol seco.

No muchos mueren
por cenizas
que fueron fuego,
por el vino
de un rey destronado
o por los incendios
para celebrar
a un caudillo.

No muchos mueren
por otro,
cuando las semillas vuelan
y en la primavera
muerte y aves
ennegrecen cielos claros.

No,
no muchos.










Thomas Bernhard