De la enseñanza se puede hacer un buen o un mal uso.
Todo depende de varios factores...
En una ciudad a la que se llamaba, preci-
samente, la ciudad de los locos, había ido a pa-
rar un derviche, que solía salir a caminar por las
mañanas. Un día de esos vio a una mujer que
llevaba a la espalda una pesada puerta.
-¿Por qué vas tan cargada? -preguntó.
Porque esta mañana, al salir a trabajar, mi
marido me ha dicho: "Hay objetos de valor en
casa, Que nadie pase por esa puerta". Y por
eso, al salir, me he llevado la puerta conmigo.
Para que nadie pueda pasar por ella.
--¿Quieres -le propuso el derviche- que
te diga una cosa para que no tengas que cargar
con esa puerta?
--No -contestó ella-. Lo único que podría
ayudarme es saber cómo hacer esta puerta me-
nos pesada.
--Eso no puedo decírtelo -contestó el der-
viche. Y se separaron.
Todo depende de varios factores...
En una ciudad a la que se llamaba, preci-
samente, la ciudad de los locos, había ido a pa-
rar un derviche, que solía salir a caminar por las
mañanas. Un día de esos vio a una mujer que
llevaba a la espalda una pesada puerta.
-¿Por qué vas tan cargada? -preguntó.
Porque esta mañana, al salir a trabajar, mi
marido me ha dicho: "Hay objetos de valor en
casa, Que nadie pase por esa puerta". Y por
eso, al salir, me he llevado la puerta conmigo.
Para que nadie pueda pasar por ella.
--¿Quieres -le propuso el derviche- que
te diga una cosa para que no tengas que cargar
con esa puerta?
--No -contestó ella-. Lo único que podría
ayudarme es saber cómo hacer esta puerta me-
nos pesada.
--Eso no puedo decírtelo -contestó el der-
viche. Y se separaron.