Tú te elevas bellamente sobre el horizonte del cielo,
¡oh, Atón padre de la Vida!
Tu llenas la tierra con tus realidades.
Eres sublime. Tus rayos envuelven la tierra y todo lo
que has creado. Porque Tú eres Rhá, creador.
¡Qué numerosas son tus obras! Creaste la tierra en
tu corazón cuando estabas solo.
Y todo lo que existe sobre la tierra y marcha con sus
pies.
Y todo aquello que vive en el aire y vuela con sus
alas.
Y los países extranjeros, las tierras de Siria, de Nubia,
de Egipto.
Tú pones a cada hombre en su lugar creando aquello
que le es necesario: con las lenguas diversas, las
formas diversas y las diferentes razas de color.
Porque Tú has creado las formas, Tú, solo. Y los
hombres y las campiñas y los caminos y las aguas.
¡Todo cuanto el ojo contempla sobre él!
Porque Tú eres el disco del día sobre la tierra.
Atribuido a Amenhotep IV, también llamado Kunathón, el Faraón herético.
Impuso junto al culto celeste de Osiris el culto del Sol, Atón, al que compone
un himno.