por Miguel Fochesatto
Un mensaje de ayuda para comprender los fundamentos de la atención budista:
Un mensaje de ayuda para comprender los fundamentos de la atención budista:
En su libro "El corazón de la meditación Budista" el venerable maestro Nyanaponika Thera nos explica la tremenda importancia que tiene el comprender que uno, y solamente uno, puede ayudarse a si mismo. Repite una y otra vez, y no siempre con las mismas palabras, que la propia ayuda, es la más eficaz, es "la única eficaz!".
Al mismo tiempo, jamás menosprecia la ayuda que viene desde afuera; por ejemplo, las que ofrecen en ocasiones y con gran generosidad, personas de una mayor comprensión, que han consagrado toda una vida al trabajo interior, con consejos, instrucciones puntuales y a veces creando condiciones especiales con enormes sacrificios para que otros puedan acceder a un conocimiento difícil de encontrar bajo el influjo y la presión de la vida cotidiana.
En este camino hacia la consciencia se hace evidente que la asistencia práctica es muy necesaria, de vital importancia y que sin ella poco podemos aprehender, pero hay que tener cuidado, en el sentido de no descansar solamente en esta ayuda que viene del exterior. En este trabajo tenemos que aprender a ser activos interiormente, inquietos, ser testigos de nuestros hábitos, testigos de lo acostumbrados que estamos a vivir de cierta manera, de nuestra conformidad, de la supuesta seguridad que brinda la repetición. Es nuestro deber comprometernos en ayudarnos a nosotros mismos, es fundamental, puesto que sin nuestra ayuda, sin un trabajo interior, la ayuda que venga del exterior se termina diluyendo, tornándose ineficaz, cuando no encuentra un terrero fértil donde germinar, desarrollarse y crecer.
En un lugar del libro, Nyanaponika cita al Dhammapada:
"Uno mismo hace el mal, uno mismo se mancilla;
uno mismo deja el mal, uno mismo se purifica.
Pureza o impureza dependen sólo de uno mismo.
nadie puede purificar a otro."
"El esfuerzo debes hacerlo tú mismo,
El perfecto señala el camino."
Aparece una pregunta inevitable: Pero...quienes nos pueden ayudar? cómo reconocer a aquellos seres capaces de retirar la venda que cubren nuestros ojos?
El autor reconoce que sólo pueden darse cuenta aquellos que tengan, según sus propias palabras, "los ojos no totalmente cubiertos de polvo". Al parecer personas de esta condición pueden vislumbrar, pueden distinguir verdaderamente quién les puede ofrecer una verdadera asistencia práctica. El define a estos seres que nos podrían ayudar, como personas capaces de emanar una singular armonía y equilibrio, simplicidad y profundidad, naturalidad y coherencia, desestimando a todos los maestros que ofrecen una ayuda parcial y sintomática por ser totalmente ineficaces.
Es sabido que en los grandes seres siempre se reconoce un nivel de comprensión y compasión realmente notables, generando en uno una confianza sin reservas.
Nyanaponika nos da una buena noticia, llena de esperanza, interpretando que la sonrisa de certeza en el semblante de Buda dice:
"También tú lo puedes lograr. ¡Abiertas están las puertas de lo Inmortal!"
M.F.
En este camino hacia la consciencia se hace evidente que la asistencia práctica es muy necesaria, de vital importancia y que sin ella poco podemos aprehender, pero hay que tener cuidado, en el sentido de no descansar solamente en esta ayuda que viene del exterior. En este trabajo tenemos que aprender a ser activos interiormente, inquietos, ser testigos de nuestros hábitos, testigos de lo acostumbrados que estamos a vivir de cierta manera, de nuestra conformidad, de la supuesta seguridad que brinda la repetición. Es nuestro deber comprometernos en ayudarnos a nosotros mismos, es fundamental, puesto que sin nuestra ayuda, sin un trabajo interior, la ayuda que venga del exterior se termina diluyendo, tornándose ineficaz, cuando no encuentra un terrero fértil donde germinar, desarrollarse y crecer.
En un lugar del libro, Nyanaponika cita al Dhammapada:
"Uno mismo hace el mal, uno mismo se mancilla;
uno mismo deja el mal, uno mismo se purifica.
Pureza o impureza dependen sólo de uno mismo.
nadie puede purificar a otro."
"El esfuerzo debes hacerlo tú mismo,
El perfecto señala el camino."
Aparece una pregunta inevitable: Pero...quienes nos pueden ayudar? cómo reconocer a aquellos seres capaces de retirar la venda que cubren nuestros ojos?
El autor reconoce que sólo pueden darse cuenta aquellos que tengan, según sus propias palabras, "los ojos no totalmente cubiertos de polvo". Al parecer personas de esta condición pueden vislumbrar, pueden distinguir verdaderamente quién les puede ofrecer una verdadera asistencia práctica. El define a estos seres que nos podrían ayudar, como personas capaces de emanar una singular armonía y equilibrio, simplicidad y profundidad, naturalidad y coherencia, desestimando a todos los maestros que ofrecen una ayuda parcial y sintomática por ser totalmente ineficaces.
Es sabido que en los grandes seres siempre se reconoce un nivel de comprensión y compasión realmente notables, generando en uno una confianza sin reservas.
Nyanaponika nos da una buena noticia, llena de esperanza, interpretando que la sonrisa de certeza en el semblante de Buda dice:
"También tú lo puedes lograr. ¡Abiertas están las puertas de lo Inmortal!"
M.F.