La
fuerza que lleva al hombre a la meditación nace de su sufrimiento ante la
ausencia de su unidad total. En nuestra civilización esta unidad está
obstaculizada por diversas causas. Las principales son el rechazo de los deseos
y de las pulsiones naturales, el desconocimiento de lo femenino a favor de lo
masculino –tanto en la mujer como en el hombre-, la represión de la
personalidad creadora a causa de la organización de una sociedad que hace del
individuo un servidor de leyes, de sistemas y de empresas impersonales.
Pero
el factor decisivo de fracaso de esta integralidad es el rechazo de su esencia
sobrenatural.El hombre contemporáneo, por primera vez, es consciente de ello.
Estos
obstáculos para la realización total del hombre se deben al hecho de que, tras
una apariencia alegre y brillante con que se presenta al mundo, millones de
seres humanos están enfermos. Sufren el tormento de ser sujetos con la
imposibilidad de llegar a ser ellos mismos porque aquellos aspectos
primordiales de su totalidad no tienen el derecho a exteriorizarse,
convirtiéndose así en la sombra que castiga las mentiras de la apariencia
luminosa. Quien buscara la iniciación creyendo poder evitar la sombra y avanzar
directamente hacia el Ser esencial está condenado al fracaso a mitad del
camino.
No
es posible un devenir auténtico sin una toma de conciencia de la sombra.
Karlfried
Graf Dürckheim
- Este fragmento corresponde al libro titulado Meditar -por qué y cómo- editado en castellano por Ediciones Mensajero. El texto fue traducido del francés por Concha Quintana.