El Zen abre los ojos del hombre al misterio más grande que acontece cada día y a cada hora. No pretende
introducir la espiritualidad en nuestras vidas. Sencillamente, es el reconocimiento del milagro de la vida que
vivimos. Si amas lo sagrado y desprecias las cosas ordinarias, aún sigues flotando en el océano de la ilusión.