lunes, 23 de enero de 2012

"Todo hombre que no se conoce es prisionero de sus deseos insaciables, de sus temores conscientes o inconscientes. Sus actos no son más que reacciones incompletas enteramente condicionadas por el instinto de conservación del Yo. El hombre que se conoce profundamente se libera de la sujeción de las fuerzas de inercia implícitas en el instinto de la conservación del Yo.
En este caso, la pasividad no es negativa, es creadora; no lleva a la inacción sino que, por el contrario, releva el principio mismo de toda acción y de todo trabajo verdadero en el Universo."

R. Libssen