domingo, 4 de noviembre de 2012

CLAVÍCULAS de un gran juego poético (número 6)

No dejes de retroceder detrás de ti mismo.
Y desde allí contempla:
El puro NO que fue manchado con nombres 
de dioses,
vio burbujear el mundo
vestido de burbujas:
proyectó, evocó esa naturaleza,
vio, conoció esa naturaleza,
amó esa naturaleza.
Aquí la locura guarda siempre el secreto
sobre la Inversión del Misterio.


La verdadera causalidad es la creación consciente, integral, del efecto por la causa. Aquello que es conciencia y causa a la vez, es el acto negador por el cual se aprende el sujeto y se proyecta el objeto.
La relación de causalidad entre sujeto y objeto descansa en el acto mismo que los separa. La relación de conocimiento entre ellos descansa en el hecho consumado de su separación.
Hay en tercer lugar, entre sujeto y objeto, una relación de amor que descansa en la afirmación de su identidad primordial, a pesar de su separación.
Si quieres tomarte la molestia de meditar en lo que precede, ten en cuenta este consejo: presta mucha atención cuando pases del orden microcósmico al orden macrocósmico, o inversamente; dicho de otro modo, del orden ascético al orden metafísico, o inversamente. El uno se te aparecerá a veces como reflejo invertido del otro;  pues respecto del macrocosmo, el microcosmo es sujeto. Te repito que este punto es peligroso; pero después de todo, nadie te obliga a ocuparte de estos problemas.

RENÉ DAUMAL