martes, 27 de noviembre de 2012

Las tres puertas según el Samkhya

Según el Samkhya, el Ser Trascendente que sueña el mundo es por siempre incognoscible. Cuando este Indefinible quiere dar a su sueño una aparente realidad, una emanación  de su esencia atraviesa la barrera entre lo no-existente y lo existente, lo indivisible (nishkala) y lo divisible (sakala). Es entonces cuando aparece el principio creador, origen del mundo y de los seres. Éstos van a ser los testigos, los espectadores del juego (lila) divino que es la creación, dándole así una realidad aparente. El principio divisible está formado por tres constituyentes inseparables, base de todo lo que existe. Forman la sustancia del creador y de lo creado. Estos tres constituyentes se denominan existencia (sat), conciencia (chit) y felicidad (ananda).

Desde el punto de vista de la existencia (sat), para todo ser creado, ya se trate de una estrella, de un átomo o de un ser vivo, existen dos instantes cruciales, llamados "pasajes" (dvara), correspondientes  a los momentos en que la no-existencia y la existencia se tocan, allí donde el principio creador está en contacto directo con el ser creado. Estos dos pasajes son el nacimiento y la muerte, a través de los cuales el ser vivo puede entrar en contacto con su creador. De ahí que el vientre de la madre y la pira funeraria sean lugares mágicos y sagrados. Los ascetas veneran los órganos procreadores y se untan con la ceniza de las piras fúnebres en sus intentos de acercarse (samipya) al ser divino.
La segunda puerta es la de la conciencia (chit). Por la vía del conocimiento, el ser humano se esfuerza por comprender la naturaleza del mundo, el secreto de su origen. Es la metafísica del samkhya y de su corolario el yoga, cuya meta es universal (Purusha). Es también la vía del ascetismo que, controlando y dominando los impulsos y las energías del cuerpo, permite multiplicar el poder mental y abrir la puerta de la conciencia hacia la naturaleza secreta del mundo que las barreras de los sentidos nos impiden percibir.
La tercera puerta es la del gozo (ananda). Es sobre todo en los instantes de placer sexual cuando el hombre olvidas sus preocupaciones humanas, sus intereses, sus virtudes, para volver a hallar ese estado de felicidad de gozo, que forma parte de la naturaleza del ser divino. Es un acto de amor cuando estamos lo más simple e inocentemente cerca de lo divino, y si sabemos tomar conciencia de ello, percibir directamente la naturaleza de la dicha, abrimos también ahí un pasaje que es el más directo, el más inmediato entre el hombre y Dios. Por eso los místicos se expresan en los términos del amor físico. No se trata de ese vago impulso de benevolencia hacia las criaturas que se llama amor, en un sentido devaluado, sino más bien de la experiencia de intensa felicidad en la cual nuestro ser participa de la naturaleza divina y, ocasionalmente, colabora en el misterio de la creación de la vida.
...

La sustancia del mundo y la del creador son una, y cada aspecto de lo múltiple lleva la marca de la triple naturaleza del principio del cual a surgido.

Alain Daniélou

Fragmentos extraídos del libro EL SHIVAÍSMO  y la tradición primordial.
Traducción del francés realizada por Vicente merlo. Publicado por Editorial Kairós.

- Leer este libro es fundamental en el caso de que uno quiera llegar a tener una mayor comprensión de la tradición hindú. Lo considero fundamental porque en mi opinión EL SHIVAÍSMO de Alain Daniélou  es uno de sus libros más importantes. El autor, en estos breves ensayos, en sus indagaciones, en su nivel de conocimiento, su humildad, y en su notable claridad a la hora de transmitir conceptos muy complejos, se puede constatar un gran compromiso y honestidad de su parte en el permanente esfuerzo que ha realizado en acercar al lector su intransferible experiencia personal, tanto teórica como práctica. Particularmente, no siento más que agradecimiento a lo que tan generosamente nos ha dejado como legado.
Miguel Fochesatto