La vía del
conocimiento presupone la renunciación, pero renunciación significa, en sus más
puros términos, reconocimiento de lo que no es. De ahí que la renuncia no
supone mérito, sino conocimiento, porque en definitiva el sabio renuncia a lo
que no es. Más la búsqueda de lo que no es, es árida y prolongada. Hay que
despojarse día a día, minuto a minuto, de los atributos que han sido
descubierto como tales, hasta llegar al sí-mismo puro y desnudo, esto es, hasta
llegar a reconocer en la existencia propia la cualidad de la nada.
Hay que revestirse de esa nada, sustentarse de ella, morar y profundizarse en
ella, gozar en ella y ser ella. Allí está el conocimiento.
Extracto del libro "El tratado de la unidad" de
Muhiyuddin El-Arabi