Pregunta: En el momento de la Iluminación, ¿dónde se halla el Buda?
Respuesta: ¿De dónde procede vuestra pregunta? ¿En dónde se origina vuestra consciencia? ¡Cuando el hablar está callado, todo movimiento aquietado, toda visión y todo sonido extinguidos, entonces es cuando la labor de liberación del Buda medra! Entonces, ¿dónde será donde buscaremos al Buda? No nos es dable poner una cabeza sobre nuestra cabeza u otros labios sobre nuestros labios; más bien nos abstendremos de incurrir en toda clase de distinciones dualísticas.
Las montañas son montañas. El agua es agua. Los monjes son monjes. Los seglares son seglares. ¡Pero tanto estas montañas como esos ríos y el mundo todo con el Sol mismo, la Luna y todas las estrellas, no hay uno de ellos que exista fuera de vuestra mente! Todos los millares de cosmos susceptibles de existencia, existen sólo en vosotros. Así pues, ¿en qué otra parte nos será posible hallar las diversas categorías de los fenómenos? Fuera de nuestra mente no hay nada. Las verdes colinas que por dondequiera se ofrecen a vuestra mirada, lo mismo que ese vacío firmamento que veis lucir por encima de la Tierra, no hay un ápice de todo ello que exista fuera de los conceptos que os habéis forjado vosotros mismos. Así es, pues que todo acto de percepción, visión o sonido, no es otra cosa que el Ojo de la sabiduría de Buda.
Los fenómenos no se originan independientemente, sino que son estimulados por el ambiente. Y lo que requiere toda clase de conocimiento individualizado es su facultad de aparecer como objetos. Uno puede hablar durante todo el día, y con todo, ¿que será de lo que se habrá dicho? Uno puede escuchar desde el alba hasta el ocaso y, después de todo, ¿qué será lo que se habrá oído? Así fue como el Buda Gautama predicó durante cuarenta y nueve años y, con todo, realmente, no se profirió ni una sola palabra.
Bodhi no es un estado. El Buda no lo alcanzó. Los seres sencientes no carecen de él. No puede alcanzarse con el cuerpo ni buscarse con la mente. Todos los seres sencientes son YA de la misma esencia que el Bodhi.
- Que no hay nada que pueda ser alcanzado no es un absurdo; es la verdad. Siempre hemos sido uno con el Buda, así que no pretendamos que podemos alcanzar esta unidad mediante varias prácticas. Si en este mismo momento nos convenciésemos de su inalcanzabilidad y estuviésemos seguros de que nunca se puede alcanzar nada, estaríamos listos para tener la mente del Bodhi. Muy duro resulta el significado de esta enseñanza. Nos sirve para refrenarnos en la búsqueda de la naturaleza del Buda, puesto que cualquier búsqueda está condenada al fracaso.
Huang Po
Respuesta: ¿De dónde procede vuestra pregunta? ¿En dónde se origina vuestra consciencia? ¡Cuando el hablar está callado, todo movimiento aquietado, toda visión y todo sonido extinguidos, entonces es cuando la labor de liberación del Buda medra! Entonces, ¿dónde será donde buscaremos al Buda? No nos es dable poner una cabeza sobre nuestra cabeza u otros labios sobre nuestros labios; más bien nos abstendremos de incurrir en toda clase de distinciones dualísticas.
Las montañas son montañas. El agua es agua. Los monjes son monjes. Los seglares son seglares. ¡Pero tanto estas montañas como esos ríos y el mundo todo con el Sol mismo, la Luna y todas las estrellas, no hay uno de ellos que exista fuera de vuestra mente! Todos los millares de cosmos susceptibles de existencia, existen sólo en vosotros. Así pues, ¿en qué otra parte nos será posible hallar las diversas categorías de los fenómenos? Fuera de nuestra mente no hay nada. Las verdes colinas que por dondequiera se ofrecen a vuestra mirada, lo mismo que ese vacío firmamento que veis lucir por encima de la Tierra, no hay un ápice de todo ello que exista fuera de los conceptos que os habéis forjado vosotros mismos. Así es, pues que todo acto de percepción, visión o sonido, no es otra cosa que el Ojo de la sabiduría de Buda.
Los fenómenos no se originan independientemente, sino que son estimulados por el ambiente. Y lo que requiere toda clase de conocimiento individualizado es su facultad de aparecer como objetos. Uno puede hablar durante todo el día, y con todo, ¿que será de lo que se habrá dicho? Uno puede escuchar desde el alba hasta el ocaso y, después de todo, ¿qué será lo que se habrá oído? Así fue como el Buda Gautama predicó durante cuarenta y nueve años y, con todo, realmente, no se profirió ni una sola palabra.
Bodhi no es un estado. El Buda no lo alcanzó. Los seres sencientes no carecen de él. No puede alcanzarse con el cuerpo ni buscarse con la mente. Todos los seres sencientes son YA de la misma esencia que el Bodhi.
- Que no hay nada que pueda ser alcanzado no es un absurdo; es la verdad. Siempre hemos sido uno con el Buda, así que no pretendamos que podemos alcanzar esta unidad mediante varias prácticas. Si en este mismo momento nos convenciésemos de su inalcanzabilidad y estuviésemos seguros de que nunca se puede alcanzar nada, estaríamos listos para tener la mente del Bodhi. Muy duro resulta el significado de esta enseñanza. Nos sirve para refrenarnos en la búsqueda de la naturaleza del Buda, puesto que cualquier búsqueda está condenada al fracaso.
Huang Po