martes, 7 de mayo de 2013

Observar el cuerpo en el cuerpo

Cuando practicamos los nueve ejercicios que dio el Buddha para observar el cuerpo en el cuerpo, nos concentramos o en la respiración en el cuerpo, en las posiciones del cuerpo, en las acciones del cuerpo, en sus diferentes partes, en los elementos que lo componen o en su descomposición. Cuando observamos el cuerpo de este modo estamos en contacto directo con él y somos capaces de ver los procesos de creación y de descomposición en los constituyentes del cuerpo. En la primera versión del sutra, al final de cada ejercicio de meditación para observar el cuerpo, leemos:

             Así es como el practicante permanece establecido en la observación del cuerpo en el cuerpo: Observando el cuerpo desde el interior del cuerpo o desde el exterior del cuerpo, u observando el cuerpo desde el interior y el exterior. Permanece establecido en la observación del proceso de la creación en el cuerpo o en el proceso de la disolución en el cuerpo o en ambos procesos, el de la creación y el de la disolución. O es consciente del hecho de "aquí hay un cuerpo", hasta que se produzca la comprensión y el ser plenamente conscientes. Permanece establecido en la observación, libre, sin quedar atrapado en ninguna consideración mundana.

Hemos de recordar que la respiración, las posturas del cuerpo, los movimientos y las partes del cuerpo, pertenecen al cuerpo y son el cuerpo. Estar en contacto con estos aspectos, ser capaces de ver el proceso del nacimiento y de la muerte, de la no entidad y de la naturaleza interdependiente del cuerpo, es el propósito de practicar la observación vigilante del mismo.

Por lo tanto, las enseñanzas de lo perecedero, la falta de entidad propia y el origen interdependiente -las tres observaciones básicas del budismo- se alcanzan directamente a través de la práctica de los nueve ejercicios para observar atentamente el cuerpo. Estos nueve ejercicios nos pueden liberar y despertar a la verdadera naturaleza de las cosas.


Thich Nhat Hanh