No todo el mundo es artista. Pero, al menos hasta cierto punto, todo el mundo es capaz de apreciar el arte. No todo el mundo es teólogo y es rara la persona que ha experimentado una conversión religiosa. Sin embargo, hasta cierto punto, toda persona es capaz de comprender la religión. No hay probablemente nadie incapaz de emocionarse al leer las fervorosas confesiones de aquellos que en algún momento de su vida han adquirido la fe o las creyentes expresiones de las grandes figuras religiosas. Por otra parte, después de haber experimentado algún período de extrema desdicha, no hay probablemente ninguna persona que no sienta surgir desde las profundidades de su espíritu algún sentimiento religioso.
Y es que la religión es un hecho del espìritu. Los filosofos no necesitan fabricarla desde sus sistemas de pensamiento. Lo único que deben hacer es explicarla. Y para realizar tal cosa es necesario que, al menos hasta cierto punto, comprendan de qué se trata. La auténtica experiencia religiosa pertenece al hombre religioso. Pero así como aquel que no es artista puede apreciar hasta cierto grado el arte, es de creer que el hombre común puede también comprender el significado de la religión.
No habrá probablemente nadie que diga de sí mismo que carece de conciencia. Quien lo hiciese se estaría insultando. Y con todo hallamos gente que se reconoce incapaz de apreciar el arte; y especialmente en el caso de la religión, no son pocos los que sostienen que no pueden comprenderla. Declaran que jamás han tenido una experiencia de tipo religiosa. Algunos filósofos incluso llegan a vanagloriarse de esto.
La religión aseguran, es acientífica e ilógica; en el mejor de los casos, una intuición mística subjetiva. Sostienen que no es el hombre quien ha sido creado a imagen de Dios, sino Dios a imagen del hombre. La religión, nos enseñan, es una especie de narcótico.
Nadie puede hablar sobre los colores con un ciego, ni sobre los sonidos con un sordo. Tampoco yo puedo discutir con gente que asegura no entender en absoluto qué es la religión. Con todo, e incluso considerándome incompetente para explicar a otros qué es la religión, me resulta imposible estar de acuerdo con los que opinan que es acientífica e ilógica.
Sin Dios no existe la religión. Dios es un concepto fundamental en toda forma de religión. Y así como el color aparece al ojo como color y el sonido al oído como sonido, Dios aparece al yo religioso como un hecho del propio espiritu. Dios no es algo concebido exclusivamente por el intelecto. Si algo es concebido exclusivamente por el intelecto, no es Dios.
Dios no es tampoco una mera experiencia subjetiva del espíritu. La verdad en física, comienza con la experiencia sensorial. Aquello que ve o escucha no es el órgano sensorial en sí mismo, sino la mente que conoce el fenómeno físico de modo objetivo.
Kitaro Nishida
Y es que la religión es un hecho del espìritu. Los filosofos no necesitan fabricarla desde sus sistemas de pensamiento. Lo único que deben hacer es explicarla. Y para realizar tal cosa es necesario que, al menos hasta cierto punto, comprendan de qué se trata. La auténtica experiencia religiosa pertenece al hombre religioso. Pero así como aquel que no es artista puede apreciar hasta cierto grado el arte, es de creer que el hombre común puede también comprender el significado de la religión.
No habrá probablemente nadie que diga de sí mismo que carece de conciencia. Quien lo hiciese se estaría insultando. Y con todo hallamos gente que se reconoce incapaz de apreciar el arte; y especialmente en el caso de la religión, no son pocos los que sostienen que no pueden comprenderla. Declaran que jamás han tenido una experiencia de tipo religiosa. Algunos filósofos incluso llegan a vanagloriarse de esto.
La religión aseguran, es acientífica e ilógica; en el mejor de los casos, una intuición mística subjetiva. Sostienen que no es el hombre quien ha sido creado a imagen de Dios, sino Dios a imagen del hombre. La religión, nos enseñan, es una especie de narcótico.
Nadie puede hablar sobre los colores con un ciego, ni sobre los sonidos con un sordo. Tampoco yo puedo discutir con gente que asegura no entender en absoluto qué es la religión. Con todo, e incluso considerándome incompetente para explicar a otros qué es la religión, me resulta imposible estar de acuerdo con los que opinan que es acientífica e ilógica.
Sin Dios no existe la religión. Dios es un concepto fundamental en toda forma de religión. Y así como el color aparece al ojo como color y el sonido al oído como sonido, Dios aparece al yo religioso como un hecho del propio espiritu. Dios no es algo concebido exclusivamente por el intelecto. Si algo es concebido exclusivamente por el intelecto, no es Dios.
Dios no es tampoco una mera experiencia subjetiva del espíritu. La verdad en física, comienza con la experiencia sensorial. Aquello que ve o escucha no es el órgano sensorial en sí mismo, sino la mente que conoce el fenómeno físico de modo objetivo.
Kitaro Nishida