miércoles, 28 de marzo de 2012

Los poemas de Alberto Caeiro



Nunca sé cómo puede parecer triste un poniente
sólo porque un poniente no es un amanecer.
Porque, si es un poniente,
¿cómo podría ser un amanecer?


Un día de lluvia es tan bello como un día de sol,
Ambos existen, cada cual a su modo.


Cuando crezca la hierba sobre mi sepultura,
sea ésa la señal para que me olviden del todo.
La naturaleza jamás se recuerda, y por eso es bella.
Y si acaso tuvieran la necesidad enfermiza de "interpretar"
(la hierba verde sobre mi sepultura,
que digan que continúo verdeciendo, y que sigo siendo natural.




Poesía tomada de la versión bilingüe de Juan Barja y Juana Inarejos