Los sentimientos juegan un papel muy importante en la dirección de tus pensamientos y acciones. Un río de sentimientos fluye a través de nosotros; cada una de sus gotas de agua es un sentimiento distinto y todos ellos se relacionan entre sí para formarlo. Si queremos observarlo basta con que nos sentemos en la orilla e identifiquemos cada sentimiento que flota, fluye y desaparece.
Existen tres clases de sentimientos: agradables, desagradables y neutros. Tendemos a evitar todo sentimiento desagradable, y sin embargo, es mucho más efectivo concentrarse en la respiración y observarlo, identificándolo silenciosamente para nuestros adentros:
"inspiro y sé que estoy experimentando un sentimiento desagradable. Espiro y sé que estoy experimentando un sentimiento desagradable."
Llamar a cada sentimiento por su nombre, nos ayuda a reconocerlo con mayor profundidad.
La respiración es útil para ponernos en contacto con nuestros sentimientos y nos ayuda a aceptarlos. Si nuestra respiración está iluminada y es tranquila, también nuestra mente y nuestro cuerpo se mantendrán iluminados, tranquilos y despejados, así como nuestros sentimientos.
La observación concentrada está basada en el principio de la "no-dualidad":
nuestros sentimientos no están separados de nosotros ni son el simple efecto de una causa ajena, externa; nuestros sentimientos somos nosotros y a la vez nosotros somos esos sentimientos. Tampoco es que estemos desbordados aterrorizados por nuestros sentimientos ni que debamos rechazarlos.
La actitud en la que ni te aferras ni los rechazas es la actitud permisiva y tolerante que constituye una parte importantísima en la práctica de la meditación.
Thich Nhat Hanh
Existen tres clases de sentimientos: agradables, desagradables y neutros. Tendemos a evitar todo sentimiento desagradable, y sin embargo, es mucho más efectivo concentrarse en la respiración y observarlo, identificándolo silenciosamente para nuestros adentros:
"inspiro y sé que estoy experimentando un sentimiento desagradable. Espiro y sé que estoy experimentando un sentimiento desagradable."
Llamar a cada sentimiento por su nombre, nos ayuda a reconocerlo con mayor profundidad.
La respiración es útil para ponernos en contacto con nuestros sentimientos y nos ayuda a aceptarlos. Si nuestra respiración está iluminada y es tranquila, también nuestra mente y nuestro cuerpo se mantendrán iluminados, tranquilos y despejados, así como nuestros sentimientos.
La observación concentrada está basada en el principio de la "no-dualidad":
nuestros sentimientos no están separados de nosotros ni son el simple efecto de una causa ajena, externa; nuestros sentimientos somos nosotros y a la vez nosotros somos esos sentimientos. Tampoco es que estemos desbordados aterrorizados por nuestros sentimientos ni que debamos rechazarlos.
La actitud en la que ni te aferras ni los rechazas es la actitud permisiva y tolerante que constituye una parte importantísima en la práctica de la meditación.
Thich Nhat Hanh