viernes, 4 de octubre de 2013

El monje que buscaba un hombre

El monje dijo: "Estoy buscando por todos lados a un hombre, que viva por la vida del aliento de Dios".
El otro respondió: "Aquí hay hombres, este bazar está atestado; estos son seguramente hombres, ¡Oh sabio iluminado!"
El monje dijo: "Busco a un hombre que camine con rectitud tanto por el sendero de la ira como por el de los deseos.
¿Dónde hay uno que demuestre ser hombre en la ira y el los deseos?
En busca de uno como tal corro de calle en calle.
Si hay alguno que sea un verdadero hombre en estos dos estados, ¡Le entregaré mi vida en este día!"
...
El otro, que era un fatalista, dijo: "Lo que tú buscas es raro, pero eres ignorante de la fuerza de la ley divina,
tú ves las ramas pero ignoras la raíz.
Nosotros los hombres somos sólo ramas, la ley eterna de Dios, la raíz.
Esta ley aparta de su curso al cielo en rotación, y hace tontos a cientos de planetas como mercurio.
Reduce a la impotencia el mundo de los ardides, muda el acero y la piedra en agua.
¡Oh tú, que atribuyes estabilidad a estos tramos del camino,
eres uno de los crudos, sí crudo, crudo!
Cuando hayas visto a la piedra del molino girar en torno,
entonces, te lo ruego, vé y mira la corriente que la hace girar.
Cuando hayas visto el polvo elevándose en el aire,
vé y señala el aire en medio del polvo.
Tú ves los calderos del pensamiento hirviendo,
mira con inteligencia el fuego debajo de ellos.
Dios dijo a Job: ¡De mi clemencia
he dado un grano de paciencia por cada uno de tus cabellos!
No mires, pues, tanto a tu propia paciencia,
después de ver tu paciencia, mira al Dador de la paciencia.
¿Por cuánto tiempo limitarás tu vista al molino de agua?
Levanta tu cabeza y considera también al agua.


de: Mevlana Jalaludin Rumi - Masnavi - (Versos Espirituales)