jueves, 4 de octubre de 2012

Aceptación


En todas las cosas, debemos hacer lo que depende de nosotros, y en cuanto al resto, mantenernos firmes y tranquilos. Si estoy obligado a embarcarme, ¿Qué debo hacer? Elegir bien el barco, el piloto, los marineros, la estación, el día, el viento. Esto es todo lo que depende de mí. Cuando estoy en alta mar, sobreviene una gran tormenta. Ya no es asunto mío; es asunto del piloto. El barco naufraga, ¿qué debo hacer?? Hago lo que depende de mí, no chillo, no me atormento. Sé que todo lo que ha nacido debe morir; ésa es la ley general. Es necesario pues que yo muera. Yo no soy la eternidad; soy un hombre, una parte del todo, como una hora  es una parte del día. Una hora llega y pasa; yo llego y paso también. La manera de pasar es indiferente, que sea por la fiebre o por el agua, todo es igual.
Recuerda que debes comportarte como en un festín. ¿La bandeja que circula llega a ti? Tiende la mano y sírvete moderadamente. ¿Pasa lejos de ti? No la busques. ¿Tarda en llegar? No la desees de lejos; ten paciencia hasta que llegue a ti. Sé así para tus hijos, para tu mujer, para los cargos públicos, para la riqueza, y un día serás digno de ser el convidado de los dioses. Pero si no tomas nada de lo que te sirven, si lo consideras con indiferencia, serás entonces no solamente el convidado de los dioses, sino su colega.
Procediendo de ese modo, Diógenes, Heráclito y sus semejantes han merecido ser llamados justamente lo que eran: seres divinos.


EPICTETO