Reflexión de E.M.Cioran:
Nadie tanto como él tenía el sentido de la irrealidad de todo. Cada vez que le hablaba de ello me citaba, con una sonrisa cómplice, la palabra sánscrita -lila-, que significa gratuidad absoluta según el Vedanta, creación del mundo por diversión divina. ¡Cuánto reímos juntos de todo! Y ahora él, el más jovial de los desengañados, se encuentra bajo tierra por culpa suya, por haberse dignado tomar por una vez la nada en serio.
Sólo soy feliz cuando pienso en la renuncia y me preparo a ella. El resto es desabrimiento y agitación. Renunciar no es fácil. Sin embargo, tender a ello simplemente aporta una especie de sosiego. ¿Tender? Pensar únicamente en ello basta para darnos la ilusión de ser otra persona, y esa ilusión es ya una victoria, la más halagadora, aunque también la más falaz...