domingo, 20 de diciembre de 2015

La práctica del Zen



MAS ALLÁ DEL ESPEJO
 
 
El mondo siguiente tuvo lugar entre Kyosei y el maestro Reiun.
 
Kyosei preguntó a Reiun:
 
-¿Cuándo aparece el momento de la pureza absoluta?
 
Reiun dijo:
- El momento no tiene tiempo. Su esencia es permanente y vacía. Es el Ku eterno, la Gran Nada que se vierte en el Todo, y lo colma todo.
 
El Hokyo Zan Mai (1) habla de ello como la sustancia verdaderamente permanente que se derrama de una manera continua en la corriente.
Kyosei preguntó aún:
 
- ¿Puede usted encontrar un método para hacer que la realización avance?
Reiun respondió:
- ¡Por favor! Rompa el espejo, entonces le será posible mirar en usted mismo.
 
A partir de esta historia, el maestro Daichi escribió esta frase:
 
                    "Deformando el espejo y forjando la imagen" y compuso un poema.
 
 
(1) Texto sagrado Zen.
 
 
FORJAR LA IMAGEN
 
 
Debemos conocer también el mondo que tuvo lugar entre Nangaku y el monje Seigen con respecto a esta frase:
 
                   "Deformando el espejo y forjando la imagen"
 
Seigen y Nangaku fueron dos grandes discípulos del maestro Eno, el sexto patriarca. Un día, Seigen preguntó a Nangaku:
 
- ¿Qué significa forjar una imagen...? ¿Dónde desaparece la luz?
 
Esto plantea el delicado problema de la conciencia durante zazen.
 
El maestro Nangaku respondió:
- Es lo mismo que su vida. Ahora, en su postura ¿Qué queda de su infancia?
El monje dijo:
- Aunque el espejo no devolviera la imagen no podría engañar a nadie.
 
 
SIN META NI ESPÍRITU DE PROVECHO
 
 
El maestro Nansen preguntó a su discípulo Obaku:
 
 
-Cuando nuestra práctica de zazen y nuestra sabiduría se equilibran podemos obtener el satori o ver la naturaleza de Buda, alcanzar Ku. ¿Qué significa esto?
 
La respuesta de Obaku es Mushotoku:
 
              -No quiero depender de nada sea lo que sea
 
Esto significa que él no depende ni siquiera de zazen ni de la sabiduría. No desea obtener el satori, ni siquiera por zazen, ni por la inteligencia ni por la sabiduría.
 
Entonces Nansen dijo:
 
               
              -No debe usted depender ni siquiera de la no-dependencia.
 
 




- Recopilación realizada por el gran Maestro Taisen Deshimaru.
 


miércoles, 9 de diciembre de 2015

El proceso de la meditación - fragmentos -

La meditación consiste en vaciar la mente de todas las cosas que ha acumulado. Si usted hace eso -tal vez no lo haga, pero no importa, sólo escuche esto-, descubrirá que en la mente existe un espacio extraordinario, y ese espacio es libertad. De modo que usted necesita libertad desde el principio mismo y no limitarse a esperar, confiando en obtenerla al final. Debe encontrar el significado de la libertad en el trabajo, en sus relaciones, en todo cuanto hace. Entonces descubrirá que la meditación es creación.
Creación es una palabra que utilizamos muy fácilmente y sin mucha reflexión. Un pintor pone unos cuantos colores sobre una tela y se estimula tremendamente. Es su realización, el medio a través del cual se expresa; es su mercado en donde puede obtener reputación y dinero, ¡y a eso lo llama "creación"! Cada escritor "crea", y hay escuelas de escritura "creativa"; pero nada de eso tiene que ver con la creación. Todo es la respuesta condicionada de una mente que vive en una determinada sociedad.
La creación de la que estoy hablando es de algo absolutamente diferente. Comprende una mente que se encuentra en un estado de creación. Puede o no expresar ese estado. La expresión de ese estado tiene muy poco valor. Ese estado de creación no tiene una causa, por lo tanto, una mente en ese estado está viviendo y muriendo, amando y siendo. La totalidad de ello es meditación.

Si usted ha seguido investigando qué es la meditación, y ha comprendido todo el proceso del pensar, hallará que la mente está totalmente silenciosa. En ese silencio total de la mente, no hallará un observador, y por lo tanto, no hay experimentador alguno, no hay una entidad que acumule experiencia, lo cual es una actividad que pertenece a una mente egoísta. No diga: "Esto es samadhi"; porque para usted no tiene sentido, ya que simplemente lo ha leído en algún libro y no lo ha descubierto por sí mismo. Hay una gran diferencia entre la palabra y la cosa. La palabra no es la cosa, la palabra puerta no es la puerta.
Así pues, meditar es purificar la mente de su actividad egocéntrica. Si usted ha llegado hasta aquí en la meditación, hallará que hay silencio, un vacío total. La mente no está contaminada por la sociedad, ya no esta ligada a ninguna influencia ni a la presión de deseo alguno. Está completamente sola, y, al estar sola, nada la agita, es inocente. En consecuencia, existe la posibilidad de que se manifieste aquello que es intemporal, eterno.
Todo este proceso es meditación.

Jiddu Krishnamurti




jueves, 26 de noviembre de 2015

Cuáles son sus metas y esperanzas?


Cuando un hombre tiene una meta, debe hacer exclusivamente lo que le permita acercarse, y nada que pueda alejarlo de ella.

Salga usted en una clara y estrellada noche a un lugar abierto y mire al cielo, a aquellos millones de mundos sobre su cabeza. Recuerde que quizás en cada uno de ellos hormiguean billones de seres semejantes o quizá superiores a usted en su organización. Mire la Vía Lactea. La tierra ni siquiera puede ser llamada un grano de arena en este infinito. Se disuelve y desaparece, y con ella usted. ¿Dónde está usted?
Ante todos esos mundos, pregúntese cuáles son sus metas y esperanzas, sus intenciones y medios para cumplirlas, cuáles serán las exigencias que le podrán hacer y cuál su preparación para enfrentarlas.

G. I. Gurdjieff

El maestro interior

de Pitagoras:

Sumergios en vuestro corazón y escuchad la voz del silencio. Buscad en vosotros mismos al maestro y retened sus enseñanzas. Aprended a conocer la divinidad que trata de manifestarse en vuestra alma, y así,  abandonad vuestras imperfecciones y sed perfectos en Dios.
Purifica tu corazón antes de permitir al amor que se asiente en él: la miel más dulce se torna agria en un vaso que no esté limpio.



                                                                        Pitagoras



G. I. Gurdjieff - La paja en el ojo ajeno -

- Ser severo con uno mismo e indulgente con los demás es alejarse de los resentimientos.
Cada uno está listo para ver la paja en el ojo ajeno. Todos estamos ciegos a nuestras peores faltas.
Si un hombre es sincero consigo mismo, se pone en el lugar del otro y sabe que él mismo no es mejor. Si usted quiere ser mejor, trate de ayudar a otro. Pero tal como la gente es ahora, se obstruyen el uno al otro y se desprecian. Además, un hombre no puede ayudar a otro, no puede elevar a otro, porque ni siquiera puede ayudarse a sí mismo.

-Es necesario sentir el horror de sí mismo para conocerse a sí mismo.

- Muchas cosas son necesarias para observar: La primera es sinceridad con uno mismo. Y esto es muy difícil. Es mucho más fácil ser sincero con un amigo. El hombre tiene miedo de ver algo malo, y si por accidente, al mirar profundamente, ve su propio mal, ve también su nulidad. Tenemos el hábito de rechazar pensamientos sobre nosotros mismos, porque tenemos miedo de los remordimientos de conciencia. La sinceridad puede ser la llave que abrirá la puerta a través de la cual una parte puede ver la otra. Con sinceridad el hombre puede mirar y ver algo. La sinceridad con uno mismo es muy difícil, porque una gruesa costra ha crecido sobre la esencia.
Cada año un hombre se pone una ropa nueva, una nueva máscara, una y otra vez. Todo esto se debe quitar gradualmente; uno debería liberarse, desvestirse. Hasta que un hombre no se desnude a sí mismo, no podrá ver.

Gurdjieff


De la oscuridad a la luz - consideraciones de J. Krishnamurti

- Si tomamos consciencia de nuestro existir, de la manera de cómo vivimos, de nuestros pensamientos y sentimientos, de esos placeres que perseguimos constantemente, entonces, en esta comprensión, las cosas a las cuales estamos apegados tenazmente, caen de por sí y de ahí en adelante muere uno cada día; sin ese morir jamás habrá renovación.
- Cuando más uno se conoce, mayor es la claridad. Carece de límite el conocimiento de uno mismo, pues no conduce a un fin, a una conclusión: es un río en constante marcha, y cuanto más en él nos sumergimos, mayor es la paz que se siente. Tan sólo cuando el espíritu hállase tranquilo, gracias al conocimiento de uno mismo (no por la imposición de una disciplina), surge la realidad en esta tranquilidad, en este silencio. Solamente entonces encontramos la felicidad, la acción creadora.
- Conocerse tal como uno es, exige una extraordinaria rapidez mental, pues lo que es sufre cambios constantes, y si el individuo se lanza a esta ruta no debe, evidentemente, empezar a supeditarse, por adherirse a un dogma o creencia.
- Si buscáis ayuda estáis perdido. No existe ayuda de nadie, de ninguna clase; esto es algo espantoso de comprobar por sí mismo. Tenéis que daros cuenta del hecho aterrador, horrible, de que ustedes, como seres humanos, tenéis que pararos sobre vuestros propios pies por completo...no hay nada que pueda salvaros; tenéis que salvaros vosotros mismos. ¿Sabéis lo que eso ocasiona, cuando comprobáis ese hecho? Esto es un hecho. Cuando efectivamente comprobáis  este hecho, o bien os hundís más todavía en vuestra corrupción, o ese mismo hecho os da una tremenda energía para traspasar el tejido de la red psicológica de la sociedad, traspasar, despedazando todo. Entonces nunca buscaréis ayuda, porque seréis libres. Un hombre libre, un hombre que no está atemorizado, que tiene una mente clara, cuyo corazón es vital, fuerte, enérgico, ese hombre no demanda ayuda. Nosotros, usted y yo, tenemos que estar sobre nuestros pies solos por completo, totalmente sin ayuda de nadie.
- Las personas que realmente valen le harán sentir que también usted puede llegar a distinguirse.

Krishnamurti

martes, 25 de agosto de 2015

El grano de mostaza

por Mark Epstein

- Kisagotami había perdido a su bebé a causa de una enfermedad. Desesperada, cogió al niño entre sus brazos y fue de casa en casa suplicando un remedio que le devolviera la vida.
Sus vecinos, pensando que había enloquecido, se asustaron y le cerraron la puerta, pero un hombre quiso ayudarla y le dijo que el Buda tenía la medicina que estaba buscando. Entonces Kisagotami se dirigió al Buda -del mismo modo que nosotros acudimos al psicoterapeuta- en busca de remedio.
 -Conozco un remedio -le dijo el Buda-. Pero necesitaré un puñado de granos de mostaza de una casa en la que nunca haya muerto ningún niño, marido, padre o sirviente.
 Cuando volvió al pueblo dispuesta a cumplir con ese requisito, Kisagotami no tardó en darse cuenta de que se trataba de una tarea imposible y que jamás encontraría una casa que no hubiera sido visitada por la muerte. Entonces fue cuando abandonó el cuerpo de su hijo en el bosque y regresó al lugar donde se hallaba el Buda.
 - ¿Has conseguido el puñado de mostaza? -le preguntó el Buda.
 - No -respondió Kisagotami-. La gente del pueblo me ha dicho que "pocos son los vivos y muchos los muertos".
 -Tu creías ser la única que había perdido un hijo -le dijo, entonces, el Buda-. Pero la ley de la muerte es que todas las criaturas vivas están sometidas a la impermanencia.
 
 Poco tiempo después de que Kisagotami se convirtiera en una renunciante y seguidora de Buda, se hallaba sentada en la ladera de una montaña cuando, mirando hacia el pueblo, vio el resplandor de las casa iluminadas por la luz de las velas y se dijo a sí misma: "Mi estado es semejante al de esas lámparas" y, según afirma la leyenda, en ese mismo momento el Buda se le apareció confirmando su visión con las siguientes palabras:

 "Todos los seres vivos se asemejan a la llama de una vela. En un momento alumbran y, al instante siguiente, ya se han extinguido. Los únicos que han hallado la paz son los que han alcanzado el nirvana".

Y, aunque esta historia constituya, fundamentalmente, una parábola acerca de la muerte y la fugacidad de la existencia, también encierra una enseñanza en torno al problema del vacío. Al igual que Kisagotami, todos nosotros nos aferramos a la sensación de carencia emocional y vamos de un lado a otro buscando el modo de llenar ese vacío. A lo igual que ella, vamos de puerta en puerta suplicando a nuestras familias y terapeutas que se hagan cargo de nuestro problema hasta que terminamos comprendiendo que no se trata tanto de un problema individual como universal. Cuando Kisagotami dejó de obsesionarse con su trauma y dirigió su mirada hacia el trémulo brillo de las luces que provenían del pueblo, pudo acceder a la dimensión universal que se ocultaba detrás de su infortunio.
Pero sólo pudo acceder a esa experiencia cuando dejó de negar su tragedia personal; sólo pudo comprender la enseñanza del Buda cuando aceptó la pérdida; sólo pudo salir de la crisis que la aquejaba cuando dejó de luchar para reprimir su pesar y tratar de mantenerse indemne; sólo pudo relajarse cuando cobró conciencia de que nunca tendría lo que creía merecer.
Nuestro vacío, en suma, sólo dejará de acosarnos cuando dejemos de afrontarlo desde una perspectiva personal.

Reflexiones de Fernando Pessoa sobre el conocimiento

Comienzo a conocerme,. No existo.
No soy nada. Nunca seré nada. No puedo querer ser nada. Aparte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.
No soy yo quien me recuerdo ni soy quien hay en mi.
Mi alma es a todo extraña; cuando ve, ve que no ve.
Sé que hay más mundos que este poco mundo en el que nos parece que hay morir.


Todo lo que vemos es otra cosa
Todo es símbolo y analogía 
Vive sin horas. No pienses en el tiempo que pasa y dejará de pasar. Medir daña y el que piensa mide.

 - Fernando Pessoa

miércoles, 12 de agosto de 2015

Percepción

Sólo cuando la mente se niega a fluir con la vida, se estanca en las orillas, se convierte en un problema.
Fluir con la vida quiere decir aceptación - dejar llegar lo que viene y dejar ir lo que se va. No desee, no tema, observe  cómo y cuándo sucede, puesto que usted no es lo que sucede, usted es a quién le sucede.

Sri Nisargadatta Maharaj

lunes, 10 de agosto de 2015

Yo Soy - por Sri Nisargadatta Majaraj



...Recuerda que el lenguaje es una herramienta de la mente; está hecho por la mente y para la mente. En el momento que admitas una causa, Dios es la causa fundamental y el mundo, el resultado. Son diferentes; pero no están separados.
Cuando ves el mundo, ves a Dios. No se puede ver a Dios separado del mundo. Por encima del mundo, ver a Dios es ser Dios. Esta luz por la que ves el mundo, que es Dios, es esa chispa "Yo soy", tan pequeña en apariencia y, sin embargo, está en el principio y en el fin último de todo acto de conocimiento y de amor.
Pregunta
¿Tengo que ver el mundo para ver a Dios?
Respuesta
¿Cómo si no? Si no hay mundo, no hay Dios.
P.: 
¿Qué es lo que queda?
R.: 
Quedas tú, como ser puro.
P.: 
¿Y en qué se convierten el mundo y Dios?
R.: 
Puro Ser (avyakta).
P.:
Se parece esto a la Gran Esfera (paramakash)?
R.: 
Puedes llamarlo así. Las palabras no tienen importancia, ya que no le alcanzan. Vuelven a sí mismas en negación absoluta.
P.:
¿Cómo puedo ver al mundo como Dios? ¿Qué quiere decir eso de ver al mundo como Dios?
R.:
Es como entrar en una habitación oscura. No ves nada, puedes tocar; pero no puedes ver ningún color ni ninguna silueta. Se abre la ventana y la habitación se inunda de luz. Empiezan a existir los colores y las formas. La ventana es lo que da la luz; pero no es su origen. El origen es el sol. De forma parecida, la materia es la habitación oscura; la ventana es la consciencia, que inunda a la materia de percepciones y sensaciones; el sol es el Supremo, que es, a la vez, el origen de la materia y de la luz. Tanto si la ventana está abierta como si está cerrada, el sol brilla siempre. La diferencia es para la habitación, no para el sol. Sin embargo, todo  esto sólo es secundario, si se compara con esta cosa minúscula que es el "Yo Soy". Sin "Yo Soy" no hay nada. Todo el conocimiento depende del "Yo Soy". Las ideas falsas del "Yo Soy" llevan a la esclavitud; el conocimiento preciso conduce a la libertad y la felicidad.
P:
¿Yo Soy" y "hay" tienen el mismo sentido?
R:
"Yo Soy" es interior; "hay", exterior. Los dos se funden en el sentimiento de Ser.
P.:
¿Se parece esto a la experiencia de la existencia?
R.:
Existir significa ser algo: una rosa, un sentimiento, un pensamiento, una idea. Toda existencia está determinada. Sólo el Ser es universal, en el sentido de que cada ser es compatible con todos los demás seres. Las existencias chocan; el Ser, jamás. Existencia significa devenir, cambio, nacimiento y muerte para renacer después, mientras que en el Ser hay una paz silenciosa.
P.:
Si yo he hecho el mundo, ¿Por qué lo he hecho malo?
R.:
Cada uno vive en su propio mundo. Todos los mundos no son igual de buenos o de malos.
P.:
¿Qué es lo que determina las diferencias?
R.:
La mente que se forma el proyecto del mundo lo colorea a su aire. Cuando conoces a un hombre es un extraño para ti; cuando te casas con él, se convierte en ti mismo. Si regañáis, es tu enemigo. Es la actitud de tu mente la que determina lo que esa persona es para ti.
P.:
Puedo ver que mi mundo es subjetivo. ¿Eso lo hace ilusorio también?
R.:
Es ilusorio en la misma medida que es objetivo. La realidad está en la objetividad.
P.:
¿Qué quiere decir objetividad? ¡Usted dice que el mundo es subjetivo y habla ahora de objetividad!
¿No es todo subjetivo?
R.:
Todo es subjetivo; pero lo real es objetivo.
P.:
¿En que sentido?
R.:
No depende ni de los recuerdos ni de lo que se espera, de los deseos o los temores, de lo que gusta o de lo que desagrada. Todo se ve tal como es.
P.:
¿Es eso lo que usted llama el cuarto estado (turiya)?
R.:
Llámalo como quieras. Es sólido, firme, inmutable, sin principio ni fin, siempre nuevo, siempre fresco.
P.:
¿Cómo se consigue?
R.:
La falta de deseos y la falta de temores os llevarán a él.


Texto extraído del libro YO SOY de Sri Nisargadatta Maharaj.


miércoles, 5 de agosto de 2015

Conocerse a si mismo

Sin conocerse a si mismo, haga lo que haga, no puede existir el estado de meditación.
Por conocimiento propio quiero decir conocer cada pensamiento, cada estado de ánimo, cada palabra, cada sentimiento; conocer la actividad de nuestra propia mente. No me refiero a conocer el yo superior o el gran yo; no existe tal cosa; el yo superior, el atma, sigue siendo parte del campo del pensamiento. El pensamiento es el resultado de su condicionamiento, es la respuesta de su memoria, ya sea ancestral o inmediata. Es engañoso y totalmente inútil limitarse a tratar con lo inmediato sin establecer primero esa profunda e irrevocable virtud que surge del conocimiento propio.
Por favor, comprender esto es muy importante para todos aquellos que son serios. Porque, si no hace eso, habrá tanta distancia que aunque medite, aunque practique infinitas posturas el resto de su vida, no verá más allá de su naríz; ninguna postura que practique, nada de lo que haga, tendrá valor.
...es importante comprender qué es el conocimiento propio, simplemente estar atento sin elección al yo, el cual tiene su origen en el conjunto de recuerdos; tan solo tomar consciencia del yo sin interpretación, simplemente observando el movimiento de la mente. Ese observar no es posible cuando uno se limita a acumular a través de la observación: qué hacer, qué no hacer, qué lograr; si hay esa observación, termina el proceso activo del movimiento de la mente como el yo. Es decir, tengo que observar y ver el hecho, lo verdadero, lo que es. Si afronto el hecho desde una idea, desde una opinión, es decir, con el "debo" o "no debo", que son respuestas de la memoria, entonces el movimiento de lo que es es impedido, bloqueado, y por tanto, no hay aprendizaje.

...

¿Puede simplemente escuchar esto como la tierra recibe la semilla y ver si la mente es capaz de ser libre, estar vacía?
Tan solo puede estar vacía si comprende todas sus proyecciones, sus actividades, no de vez en cuando sino día tras día, de instante en instante.
Entonces encontrará la respuesta, verá que el cambio llega sin pedirlo, que ese estado de vacío creativo no se puede cultivar, está ahí, viene misteriosamente sin invitación alguna, y únicamente en ese estado está la posibilidad de renovación, de algo nuevo, de revolución.

J. Krhisnamurti

lunes, 3 de agosto de 2015

Soltar todo para lograr todo





Venerable Damcho, monja budista, habla de cómo todos los seres tenemos una naturaleza bondadosa, conocida en el budismo también como naturaleza búdica, que es la misma naturaleza de los seres iluminados. Las emociones perturbadoras y nuestro aferramiento a una falsa identidad temporal nos impiden ver y experimentar esa naturaleza.

Para esta enseñanza, Venerable utiliza una metáfora que invita a no confundir el reflejo de la luna con la luna misma. Para ello, comienza por contar un cuento zen acerca de una mujer trabajadora que se iluminó al tomar su día a día como su práctica cotidiana. Este es el verso que esta mujer compuso para expresar su momento de despertar.

"Con esto y aquello, traté de mantener unida la vieja cubeta, 
pero luego el fondo se le rompió. 
Donde el agua no se acumula, 
la luna no mora."

Más pláticas de Venerable Damcho en www.facebuda.org

 - Nota: Ésta información aparece al pie del video en YouTube.

viernes, 31 de julio de 2015

Krishnamurti - El observador y lo observado


Danza Caucásica - Charles Ketcham en Argentina - Fundacion Gurdjieff


Un enigma difícil difícil, pero no insondable

La vida - su esencia y propósito - es un enigma: difícil, pero no insondable. Con nuestro pensamiento progresivo, diariamente resolvemos algunos de sus secretos. Las herramientas minuciosa y científicamente calculadas de esta época moderna son, en verdad, destacables. Los abundantes descubrimientos de la física nos brindan meritoriamente una visión más clara de las formas en que puede mejorarse la vida. Pero a pesar de todos nuestros aparatos, estrategias e inventos, parece que aún somos juguetes en las manos del destino y tenemos un largo camino que recorrer antes de poder independizarnos del dominio de la naturaleza.
Sin duda alguna, permanecer constantemente a merced de la naturaleza no es libertad. Nuestras mentes entusiastas quedan bruscamente embargadas por una sensación de desamparo cuando somos víctimas de las inundaciones, los tornados o los terremotos; o cuando, aparentemente sin ton ni son, la enfermedad o los accidentes nos arrebatan a nuestros seres queridos. Entonces nos damos cuenta de que, en verdad, no hemos logrado mucho. A pesar de todos los esfuerzos que realicemos por modelar la vida según nuestros designios, siempre habrá en este planeta ciertas condiciones - infinitas y guiadas por una Inteligencia desconocida, que opera sin nuestra iniciativa - que permanecerán fuera de nuestro control. A lo sumo, tan sólo podemos trabajar y efectuar algunas mejoras. Sembramos el trigo y elaboramos la harina, pero ¿quién creó la semilla original? Comemos el pan que amasamos con esa harina, pero ¿quién hizo posible que lo digiramos y asimilemos?

Paramahansa Yogananda



lunes, 27 de julio de 2015

La verdadera renuncia

por Miguel Fochesatto.

Dijo una vez Trungpa Rimpoche: "La renuncia es darse cuenta de que sentir nostalgia por el samsara es una mierda"

Nuestro entendimiento, nuestra comprensión dependen en gran medida de nuestra actitud, de nuestra atención. Me pregunto: ¿Cómo me acerco a este escrito?, ¿en que estado me encuentro en este momento?, ¿me encuentro un poco más libre ante los diversos y casi infinitos hábitos que conforman mi vida, estoy libre de mis tan arraigados y preciados prejuicios? y que decir de los miedos, de nuestras ansiedades, de nuestra frenética búsqueda de falsas seguridades?, ¿hay un espacio disponible en mi para recibir un aire fresco, algo nuevo en mi vida? y de no ser así, puedo preparar un terreno fértil para generar ese espacio, para que suceda algo inesperado..., puedo crearlo? 
Éstas y cientos de preguntas uno puede hacerse. Mientras tanto, creo, que uno de los motivos que nos pueden llevar a que surjan muchas más preguntas, es tratando de no olvidar jamás, que uno es creado por las múltiples influencias que ha recibido a lo largo de la vida, influencias que hemos aceptado, rehusado o simplemente ignorado, influencias que consciente o inconscientemente, responsablemente libres o no, hemos dejado que nos conformen tal como somos en este momento. Honestamente, siento que es absolutamente necesario aprender a discernir, aprender a reconocer las influencias que pueden llegar a ser positivas o realmente dañinas y muy perjudiciales para nuestra vida en el presente o en el futuro. Pero como es sabido, para discernir lo verdadero de los falso, primero, se requiere un cierto interés, una cierta energía, una energía con una cierta calidad de atención. Porque si dejamos que nuestra atención divague en cualquier dirección terminamos estando perdidos, dispersos, regalando nuestra preciosa energía y nuestro tiempo en banalidades, en dejarnos seducir por un mundo que lo que menos le interesa es que nos conectemos con nuestra verdadera naturaleza, con nuestro verdadero ser esencial, nuestro origen, con permitirnos ser lo que en realidad somos. Uno puede entender y hasta comprender, que el poder hipnótico de la vida es enorme y quedarse ahí, conformándose, resignándose. Fácilmente nos acostumbramos a nuestros hábitos. Pero existe otra posibilidad, la posibilidad de poner de vez en cuando un palo en la rueda. Pararse y ver!!!.
Quizás nuestra atención sea el don más preciado que podamos tener, porque con el desarrollo de la atención es posible crear una grieta, una brecha que me permita darme cuenta, que me permita ver aunque sea por un instante que es lo que está ocurriendo dentro y fuera de mi mismo y así, quizás porque no?, me permita centrarme y brindarme la gran oportunidad de ser yo mismo. 
Esto que digo no es algo nuevo, seguramente lo han dicho de una u otra manera muchas personas, se ha dicho tantas veces..., que parece hasta obvio, conocido...pero justamente por este motivo, es injustificable, abominable y terrible!!! que nuestra actitud al respecto siga siendo la misma. Aceptamos que siga siendo así, nos dejamos arrastrar por nuestra pasividad, nos mantenemos estáticos, insensibles, desinteresados y esta horrible manera de ser, esta actitud indolente, apática y perezosa dejamos que se convierta en un espantoso hábito, que nos arrastra a vivir "vidas de prestado", a "vivir" vidas de antemano, se podría decir, ya desperdiciadas. Nos conformamos con esto: "vivir vidas de prestado",
Se escriben muchos libros, se escribe mucho sobre el "Despertar", "La búsqueda de la consciencia", el "Darse cuenta", "La iluminación", "La individualidad" etc.,etc..., y porque leímos bastante creemos saber, pero...hasta que punto existe en nosotros un trabajo intencional para generar un impulso, un compromiso real para la comprensión de estas ideas?, las llevamos a la práctica para comprobar, para constatar, una y otra vez en nosotros mismos si lo que se nos está diciendo tiene una realidad en mi?
Lamentablemente, a pesar de todo lo que escuchamos, de todo lo que leemos, y creemos asimilar, en nuestra vida cotidiana dejamos, la mayoría de las veces, que cualquiera entre en nuestra casa y dicte las normas de nuestra vida... y así perdemos, sin darnos cuenta, la posibilidad de ser nosotros mismos.
En definitiva creo, que todavía, no somos serios en nuestra búsqueda, si realmente queremos ser nosotros mismos, aquí y ahora, en este mismo instante, podemos intentar no sentir nostalgia por el samsara. Renunciar a este sentir, darme cuenta de que día a día alimento más y más este sentir, y que este hábito no ayuda a mi propósito, quizás... pueda ser un buen comienzo, un darme cuenta de que existe otra manera de vivir.
Que es la renuncia?: En una ocasión leí una explicación que dio Pema Cödrön en una de sus conferencias, y decía así: "La renuncia es darse cuenta de que nuestra nostalgia al desear vivir en un mundo protegido, limitado y bonito es insensata." y ... "que fundamentalmente es esto: aprender a dejar de aferrarse y de rechazar", ..."dejar de aferrarse a los pensamientos es como quitar una de esas rocas para que el agua pueda seguir fluyendo. Por miedo a lo desconocido no tenemos porqué soportar esas rocas, esos diques que básicamente no nos dejan vivir ni sentir la vida."

Miguel Fochesatto.










miércoles, 13 de mayo de 2015

Identidad de los seres - fragmento - de Chuang Tzu

1 - Tzu-Ch'i, de la barriada del Sur, estaba sentado en su diván. Suspiraba mirando al cielo. Estaba en éxtasis, como si (espíritu) hubiera perdido al compañero (al cuerpo). Yen Ch'eng Tzu Yu, que estaba a su lado y le servía como discípulo, le pregunta:
¿Dónde estaba su merced? ¿Cómo puede quedar así un cuerpo como tronco seco y cómo puede el corazón quedar así como cal muerta? El que ahora está recostado en ese diván no es el mismo que el de hace un momento. Tzu-Ch'i le dijo: Yen, no haces bien en preguntármelo. En este momento he perdido mi yo, ¿lo sabes? Puede ser que tú hayas oído las músicas de los organillos de los hombres, pero no la de los organillos de la tierra. Tal vez hayas también oído la de los órganos de la tierra, pero no la de los órganos del cielo.
Tzu Yu le dice: Por favor, ¿cómo es eso? Tzu Ch'i le contesta: El hipo de la Gran Masa se llama viento. De ordinario no sopla. Cuando sopla, todas las oquedades braman desaforadamente. ¿Sólo tú no has oído nunca su zumbido y no has visto cómo sacude los bosques de las colinas? Las oquedades de los troncos de corpulentos árboles de cien brazadas de circunferencia se parecen a narices, bocas, orejas, capiteles, cercos, morteros, hoyos y hondonadas. Los sonidos que emiten son murmullos de cascadas, silbidos, susurros, clamores, suspiros, mugidos, estruendo de profundos barrancos. Entonan éstos y responden aquéllos. Es sinfonía callada de murmullos de mansas brisas; es el grandioso concierto de vientos huracanados. Cesado el vendaval, todas las oquedades quedan vacías, sin sonido.
¿Sólo tú no has visto ser mecidos suavemente o sacudidos violentamente?

2 - Tzu Yu repuso: La música terrestre es la de la multitud de esas oquedades; la música humana es la de los organillos de bambú. Quisiera preguntarle por la música del organillo celeste.
 Tzu Ch'i contesta: Con el soplo todas las cosas se discriminan, haciéndose cada uno lo que es con el ser que ha tomado. Pero ¿qué es lo que a ello les impulsa?
 La gran sabiduría es amplitud. La sabiduría pequeña es discriminación. Las grandes doctrinas son fuego que todo lo devora. Las pequeñas son tiquismiquis de distinciones. Así, lo que en el sueño el espíritu asocia y mezcla, en la vigilia el cuerpo separa y distingue. Al entablar contacto (con las cosas) se traba el corazón con ellas, originándose en él lucha diaria. Tan pronto se ensancha como se sume en las honduras y se encierra obstinadamente. Son pequeñas inquietudes que le acucian o son grandes temores que le paralizan totalmente. Brotan como disparadas por resorte de ballesta. Quien las dispara son las distinciones del es y del no es (verdadero y falso, bueno y malo). Las guardamos con la misma fidelidad con que se guarda un pacto. Guardarlo, decimos ser victoria nuestra. Así se va marchitando (nuestro espíritu), muriendo como muere la naturaleza a la llegada del otoño e invierno; es decir, día por día. Una vez hundidos y anegados, ya no hay posibilidad de emerger de nuevo. Hundiéndonos más en ellas a medida que la vejez avanza. Nada podrá volver a la luz un corazón recién muerto.
La alegría y la ira, la tristeza y el gozo, las preocupaciones y los lamentos están en mudanza continua o pertinaz persistencia. Van brotando con liviana lujuria y profusa prodigalidad, como sonidos que nacen en el vacío y hongos que cría la humedad. Alternan día y noche ante nosotros y desconocemos dónde brotan. ¡Basta ya, basta ya! ¿Podremos tal vez descubrir, de la mañana a la noche, el origen de dónde nacen? No existe mi yo sin que exista aquel otro. Y sin un yo no hay quien los asuma. Está, pues, muy cerca de mí la causa y todavía ignoro el causante. Si tienen señor verdadero que los gobierna, no se descubre su semblanza. El que pueda obrar y actuar basta para creer que existe, pero no es posible ver su figura.
Tiene realidad, pero no tiene figura.

 Chuang Tzu

La traducción y las notas corresponden al doctor en teología y filosofía, Carmelo Elorduy.

Aclaraciones útiles sobre algunas expresiones:

 - Identidad de los seres:
  Todas las cosas son igualmente buenas. Como decía Heráclito, "todas las cosas en la divinidad
  (mundo) son bellas, buenas y justas. Son los hombres quienes las estiman unas justas y otras
  injustas".

 - La gran masa:
  Es la naturaleza y el universo. El viento es su respiración o su hipo. Los griegos creían también
  que el mundo era un animal viviente, animado por el Alma Universal. Anaximandro y Anaxímenes
  hablan de su respiración.

 - Quien las dispara son las distinciones del es y del no es:
  Lo mismo dicen los estoicos: "No son las cosas las que turban al hombre, sino las opiniones que
  tenemos sobre las cosas".


miércoles, 1 de abril de 2015

El principio de la inteligencia


Un interlocutor le pregunta a Krishnamurti: La inteligencia, ¿forma el carácter?
Krishnamurti:

Qué entendemos por “carácter”?  ¿Y qué entendemos por “inteligencia”? Todos los políticos –ya sean de la variedad de Delhi o el voceador local de ustedes- continuamente usan palabras tales como “carácter”, “ideal”, “inteligencia”, “religión”, “Dios”, Escuchamos estas palabras con atención absorta porque parecen muy importantes. La mayoría de nosotros vive de palabras; y cuanto más elaboradas y exquisitas son las palabras, más satisfechos nos sentimos. Averigüemos, pues, qué es lo que entendemos por  “inteligencia” y que entendemos por “carácter”. No digan que no contesto de una manera definida. Buscar definiciones, conclusiones, es uno de los trucos de la mente y significa que no quieren investigar y comprender, que sólo quieren seguir las palabras.
¿Qué es la inteligencia? Si un hombre está atemorizado, ansioso, si siente envidia, codicia, si su mente copia, imita y está repleta con el conocimiento y las experiencias de otras personas, si su pensar se halla limitado y moldeado por la sociedad, por el miedo, ¿es inteligente un hombre así? No lo es, ¿verdad? ¿Y puede tener carácter un hombre temeroso, no inteligente? – siendo  el carácter algo original, no la mera repetición de los tradicionales debes y no debes-. ¿Es carácter la respetabilidad?

¿Entienden lo que significa esa palabra “respetabilidad”?
Uno es respetable cuando es estimado, respetado por la mayoría de las personas que lo rodean. ¿Y qué es lo que la mayoría de las personas respetan, qué respetan las personas de la familia, las personas de la masa? Respetan las cosas que ellas mismas desean y que han protegido como  una meta, como un ideal; respetan aquello que presumen en contraste con su propio estado inferior.
Si uno es rico y poderoso o tiene o tiene gran renombre político o ha escrito libros de éxito, es respetado por la mayoría. Lo que uno dice puede ser un completo disparate, pero cuando habla, la gente lo escucha porque lo considera un gran hombre. Y cuando de esa manera te has ganado el respeto de los muchos, el seguimiento de la multitud, eso te da un sentido de respetabilidad, un sentimiento de que has llegado. Pero el así llamado pecador está más cerca de Dios que el hombre respetable, porque el hombre respetable está investido de hipocresía.
¿Es el carácter el resultado de la imitación, de ser controlado por el miedo a lo que la gente dirá o no dirá? ¿Es el mero fortalecimiento de nuestras propias tendencias, de nuestros propios prejuicios? ¿Es el sostenimiento de la tradición, ya sea de la India, de Europa o de América? Eso es lo que generalmente se llama tener carácter: ser una persona fuerte que sostiene la tradición local y así es respetada por los muchos. Pero cuando uno prejuzga, imita, cuando está atado por la tradición, cuando tiene miedo, ¿hay inteligencia, hay carácter? Imitar, seguir, rendir culto, tener ideales… ese camino conduce a la respetabilidad, pero no a la comprensión. Un hombre de ideales es respetable, pero jamás estará cerca de Dios, jamás sabrá lo que es el amor, porque sus ideales son un medio para ocultar su temor, su imitación, su sentimiento de soledad.

Por lo tanto, sin comprendernos a nosotros mismos, sin darnos cuenta de todo lo que está operando en nuestra propia mente: cómo pensamos, si estamos imitando, copiando, si tenemos miedo, si estamos buscando el poder, no puede haber inteligencia. Y la que crea el carácter es la inteligencia, no el culto al héroe o la persecución de un ideal. La comprensión de nosotros mismos, de nuestro propio y extraordinariamente complicado yo, es el principio de la inteligencia, la cual revela el carácter.

J. Krishnamurti

viernes, 27 de febrero de 2015

El espíritu en cautiverio -fragmento-

Es muy usual que, cuando un hombre llega a un trato espiritual íntimo con Dios, se sienta completamente cambiado interiormente. nuestro espíritu sufre una conversión, una metanoia, que reorienta nuestro ser íntegro luego de elevarlo a un nuevo nivel -e incluso pareciera que cambia nuestra naturaleza misma-.
Entonces, la "auto-realización" se convierte en la consciencia de que somos completamente distintos de nuestros egos normales empíricos. Al mismo tiempo, estamos vívidamente conscientes del hecho que este nuevo modo de ser es verdaderamente más "normal" que la existencia ordinaria. Es más "natural" estar "fuera de nosotros mismos" y ser llevados libre, íntegramente hacia el "Otro" -hacia Dios en Sí mismo o hacia otros hombres- que lo que es el estar centrados y encerrados en nosotros mismos. Nos sentimos más verdaderamente humanos cuando nos elevamos al plano de lo divino.
Nos trascendemos a nosotros mismos, nos vemos bajo una nueva luz al perdernos de vista, dejando de vernos para ver a Dios. Así, en un solo acto, efectuamos el doble movimiento de volver a nosotros y salir de nosotros, lo cual nos devuelve al estado paradisíaco para el que fuimos originalmente creados.

Es una lástima que esta metanoia sea tan rara -a menudo completamente desconocida- en la vida de los hombres. En verdad, ningún poder natural, ninguna humana ingenuidad, ningún coraje ni generosidad extremos son suficientes por sí mismos para producir semejante cambio del corazón.
Debe hacerce por obra de Dios, la obra de la gracia. Es un don divino. Pero si este don es raro, no es debido a ninguna mezquindad por parte de un Dios infinitamente liberal. Es debido a nuestro temor, a nuestra ceguera, a nuestra ignorancia, a nuestro odio por el riesgo. Porque, después de todo, para poder efectuar ese salto hacia el exterior debemos querer dejar todo lo que nos pertenece: todos nuestros planes, todas nuestras dudas, todos nuestros juicios. Eso no significa que dejemos de pensar y de actuar, sino que estemos preparados para cualquier cambio que la acción de Dios pueda realizar en nuestras vidas.
De esta prontitud para cambiar depende nuestro destino sobrenatural íntegro. Existen pocos contemplativos verdaderos en el mundo porque hay pocos hombres que puedan perderse por completo a sí mismos, estando enteramente dispuestos a amar. Vale decir, hay pocos que pueden renunciar a sus propios métodos de automantenimiento en el viaje espiritual hacia Dios. Esto equivale a decir que hay muy poca fe, aun entre personas religiosas. Quizá especialmente entre ellas.
Porque cuando un hombre se acerca a Dios y comienza a descubrir que el Señor está oculto en las nubes de una trascendencia infinita e inexorable, comienza a tener miedo del Unico que es completamente Otro.

Thomas Merton
 

viernes, 6 de febrero de 2015

Ventana del alma -reflexiones-

Por Swami Shivapremananda

Criticando a una persona se la empeora; en cambio, manifestándole algo que tenga de bueno, se le hará nacer la confianza en sí misma, pensará menos en sus defectos y más en sus cualidades, y el reconocimiento visto por el ojo ajeno le ayudará a fomentar esas cualidades, en el proceso de corregir sus errores. Generalmente vemos la gente a la luz de nuestra propia subjetividad. Nos anteponemos al otro individuo y pretendemos haberlo comprendido, pero lo vemos como desearíamos y quisiéramos que fuera; debemos tomarnos la molestia de tratar de comprender cómo es él realmente.
Se puede rechazar la acción de una persona, pero no rechazar al hombre; a éste hay que tratar de entenderlo e indagar los motivos que lo indujeron a tal acción. Si alguien quiere disciplinarse, debe tener un ideal y amar ése ideal que es el aliciente. Sin crear inspiración, sin crear comprensión, no puede producirse sublimación, no puede haber armonización.
Vivimos en un mundo de dualidad. Siempre existirá felicidad e infelicidad. A la oscuridad sigue el amanecer, pero el amanecer no perdura siempre, viene el día, el día va hacia el crepúsculo y luego viene la noche. Aprendamos a aceptar la vida con calma y fortaleza, firmeza y valentía, porque en nuestro interior mora el espíritu. Nada puede sucedernos que no haya sido considerado bueno por la voluntad divina. Sin dominio sobre nosotros mismos seremos zarandeados de acuerdo a la reacción de la gente o a las circunstancias. Autocontrol no significa represión sino sublimación, contacto con el espíritu interior. Con represión no alcanzaremos el control, sino aumentaremos las dificultades.
El cometer una acción se siembra algo; al repetirla muchas veces se cosecha un hábito. Si cultivamos un hábito cosecharemos un carácter que luego se transformará en destino. De manera que el destino inmediato está ya perfilado por nuestro pasado, pero nuestro destino futuro está realmente en nuestras manos y puede ser modelado por nuestro pensamiento.
La conformidad produce hábito, falta de profundidad en nuestros sentimientos. La verdad para ser verdad, debe promover comprensión, la cual produce integración.
Cuando se está dispuesto a aceptar las cosas como son y no con juicios preconcebidos de cómo debieran haber sido, se les puede hacer frente mejor.
La humildad es la mezcla de sentimientos altruistas y de comprensión hacia los demás.

Un hombre sabio dijo:
Jamás he encontrado una persona que me haya molestado más que yo mismo.

El mal uso de la grandeza es no saber esconerla.
Se pierden las ilusiones cuando se busca la realidad.

Filosofía es la búsqueda de la verdad.
Religión es amor a esa verdad.
Filosofía es un anhelo por saber.
Religión es un anhelo por sentir.
Filosofía es mente.
Religión es corazón.
Ambas exigen compromiso.

Cuando se hace algo lamentándose o considerándolo un sacrificio, la acción pierde su valor y no hay recompensa: cuando se está muy consciente del valor de una acción, ese valor se anula.


 

jueves, 5 de febrero de 2015

Salir de nuestra forma de confort (fragmento)

La forma en que etiquetamos las cosas es la forma en que esas cosas nos parecen a nosotros. Si a un trozo de tierra le ponemos la etiqueta "China" o "Brasil" o "Estados Unidos", se convierte en una entidad con un pesado equipaje emocional. Cuando etiquetamos algo como bueno, lo vemos así. Y si lo etiquetamos como malo, lo vemos como algo malo. Estamos atrapados con las cosas que nos gustan y las que no, con quién tiene razón y quién no..., como si las etiquetas fueran la realidad definitiva. Sin embargo, la experiencia humana es una experiencia en la que no nos podemos quedar atrapados por nada, nada está definido de una vez por todas. La realidad siempre se está haciendo pedazos. En esa situación tan fugaz, la única cosa que tiene sentido para nosotros es tendernos las manos los unos a los otros.
Según nos vayamos moviendo en la dirección de ver más espacio alrededor de nuestras ideas fijas, de nuestro limitado sentido del yo, de nuestras nociones de lo que está bien y lo que está mal, las etiquetas en las que tanto hemos invertido, las grietas que se abran en nuestra forma convencional de experimentar la vida se harán cada vez más grandes. En ese punto podemos empezar a darnos cuenta de que si queremos cambiar la película de nuestra vida, tendremos que cambiar nuestra mente.
Hay una historia de Ed Brown, el chef zen, que habla de sus primeros días con su maestro, Suzuki Roshi. Ed era el jefe de cocina del Tassajara Zen Mountain Center de California en los años sesenta y se le conocía por su temperamento voluble. Una vez, en un ataque de furia, fue a buscar a su maestro y se quejó del estado de la cocina: la gente no limpiaba bien, hablaba demasiado, estaba distraída y no le hacía caso. Era un caos diario. Suzuki Roshi sencillamente le respondió:

                 "Ed, si quieres una cocina tranquila, tendrás que tranquilizar tu mente".

Si tu mente es ilimitada y expansiva, te darás cuenta de que estás en un mundo más complaciente, un lugar que siempre es interesante y está vivo. Esa cualidad no es inherente al lugar, sino a tu estado mental. El guerrero está deseando comunicar que todos nosotros tenemos acceso a nuestra bondad básica y que la libertad genuina viene de ir más allá de las etiquetas y proyecciones, más allá de las parcialidades y los prejuicios y de cuidar los unos de los otros.


Pema Chödrön


 

martes, 3 de febrero de 2015

La observación holística - La llama de la atención -

Nuestras vidas se hallan fragmentadas, divididas, jamás son algo total; nunca tenemos una observación holística. Observamos siempre desde un punto de vista particular. Estamos tan divididos internamente, que nuestras vidas son en sí mismas contradictorias y, por lo tanto, existe un constante conflicto. Nunca miramos la vida como una totalidad completa e indivisible. La palabra "total" (whole) significa estar sano, cuerdo; también quiere decir sagrado (holy). Esa palabra posee una gran significación. No se trata de que los múltiples fragmentos lleguen a integrarse en nuestra conciencia humana (siempre estamos tratando de integrar las diversas contradicciones). Pero, ¿es posible mirar la vida como una totalidad? ¿Mirar el sufrimiento, el placer, el dolor, la tremenda ansiedad, la soledad, el ir a la oficina, el tener una casa, el sexo, el tener hijos -mirarlo todo no como si fueran actividades separadas, sino como un movimiento holístico, como una acción unitaria? ¿Es eso posible de algún modo? ¿O estamos obligados a vivir eternamente en la fragmentación y, por ende, en el conflicto? ¿Es posible observar la fragmentación y la identificación con esos fragmentos? Observar, no corregir, no trascender, no escapar de ello ni reprimirlo, sino observar. No es un problema de qué hacer con ello; porque si ustedes intentan hacer algo al respecto, entonces actúan desde un fragmento y, por lo tanto, están cultivando más fragmentos y divisiones. Mientras que si pueden observar holísticamente, observar todo el movimiento de la vida como un movimiento único, entonces no sólo toca a su fin el conflicto con su energía destructiva, sino que de esa observación surge una manera totalmente nueva de abordar la vida. Y si se da cuenta, ¿se pregunta entonces cómo ha de reunir todo esto para hacer una totalidad?
¿Y quién es la entidad, el "yo" que ha de reunir todas estas diversas partes e integrarlas? Esa entidad,
¿no es acaso también un fragmento? El pensamiento es, en sí mismo, fragmentario, porque el conocimiento jamás es completo con respecto a nada. El conocimiento es memoria acumulada, y el pensamiento es la respuesta de esa memoria y, en consecuencia, es limitado.
El pensamiento nunca podrá producir una observación holística de la vida.

Observar holísticamente el movimiento total de la existencia, es vivir tanto la vida como la muerte. Pero uno se aferra a la vida y escapa de la muerte; ni siquiera habla de la muerte. De modo que no sólo estamos fragmentados en nuestra vida superficialmente, físicamente, sino que también nos hemos separado a nosotros mismos de la muerte.. ¿Qué es la muerte? ¿Acaso no forma parte de nuestra vida? Uno puede tener miedo, puede querer huir de la muerte y prolongar el vivir, pero siempre al final de ello está la muerte.

J. Krishnamurti

lunes, 2 de febrero de 2015

El arte objetivo


Definir el arte objetivo es difícil -le había dicho el señor Gurdjieff a su propio grupo- porque primero usted le adjudica al arte subjetivo todas las características del arte objetivo, y segundo, porque si se da el caso de que usted tropieza con el arte objetivo, no advierte que está en un nivel distinto del nivel del arte común. Yo mido el mérito de un arte por la consciencia que tiene, pero ustedes por su inconsciencia.
Una obra de arte objetivo es un libro que transmite las ideas del artista, no directamente apelando a palabras o signos o jeroglíficos, sino por medio de sentimientos que provoca en el observador en forma consciente, y con pleno conocimiento de lo que está haciendo y por qué lo está haciendo.

- Extracto del libro de Kenneth Walker "Enseñanza y sistema de Gurdjieff"

El hombre está dormido

La consciencia -dijo Ouspensky- no es una función, como afirman muchas obras occidentales sobre psicología, sino que es el conocimiento de una función. Por ejemplo, hay gente que emplea la palabra consciencia como si fuera sinónimo de pensar, si bien el pensamiento funciona sin el menor conocimiento de su existencia por parte del que piensa, y la consciencia puede existir sin que esté presente ningún pensamiento. La consciencia es una cosa variable que ejerce una influencia sobre la función, la presencia de un grado mayor de consciencia tiene el efecto de mejorar la calidad de nuestras distintas actividades. Mientras más conscientes estuviéramos de estar haciendo algo, mejor lo haríamos. Ouspensky ilustraba lo que quería decir apelando a una analogía.


                                                          Piotr Demiánovich Ouspensky

Asimilaba los varios centros que habíamos estado estudiando en sesiones anteriores a otras tantas máquinas que se encuentran alojadas en una fábrica, máquinas que pueden muy bien trabajar en la oscuridad, pero que funcionan mucho mejor si se encienden velas en el lugar de la fábrica en que han sido instaladas. Cuando la luz eléctrica sustituye a las velas, el desempeño de las máquinas mejora aún más, y cuando las persianas cerradas de las ventanas de las fábricas se abren de par en par y se deja entrar libremente la luz, las máquinas trabajan al máximo de su eficacia. La luz representa aquí la consciencia. Él nos decía que la experiencia habría de mostrarnos que el grado de nuestra consciencia varía a cada momento durante el día, siendo a veces un poco mayor y otras un poco menor. Si continuábamos observándonos a nosotros mismos con cuidado, veríamos que los momentos de "volver en sí" y darnos cuenta de nuestra existencia son muy cortos y están separados entre sí por largos lapsos de olvido de nosotros mismos, en los cuales pensamos, sentimos, nos movemos y actuamos sin estar conscientes en lo más mínimo de nuestra existencia. Es una insensatez decir, como lo dice mucha gente, que somos conscientes de nosotros mismos, y si fuéramos sinceros tendríamos que confesar que nos pasamos el día caminando dormidos, en un estado que se encuentra ubicado en algún punto entre el sueño que tiene lugar en la cama, y la vigilia o verdadero conocimiento de uno mismo. Hablamos, cumplimos con nuestros deberes, comemos y bebemos, escribimos cartas, hacemos la paz y declaramos la guerra, tomamos decisiones que creemos importantes, escribimos libros, todo ello en un estado de consciencia tan bajo que por lo general está más cerca de la condición de sueño, que de la de conocimiento de uno mismo. Sólo por un instante o dos nos tornamos ocasionalmente conscientes de nuestra existencia, y después, igual que una persona que se da vuelta en la cama y abre a medias los ojos, los volvemos a cerrar y volvemos otra vez a nuestros sueños.

- Fragmento escogido del libro "Enseñanza y sistema de Gurdjieff"  de Kenneth Walker.
El título original del libro en inglés es: A study of Gurdjieff´s teaching y la traducción es obra de Zohar Ramón del Campo. 

miércoles, 28 de enero de 2015

Contemplar la ausencia de signo, el no-nacimiento y la no-muerte


   El propósito de contemplar la ausencia de signo es evitar quedar aprisionados en la trampa de las apariencias externas.  Donde hay un signo, hay decepción. Buda habló de esto en el Sutra del diamante. El vapor de agua, por ejemplo, está frente a nosotros ahora mismo; el hecho de que no podamos verlo no significa que no exista. Cuando una nube se transforma en lluvia, no podemos decir, con propiedad, que la nube haya pasado del ser al no-ser. No vemos el vapor de agua, pero tan pronto como se encuentre con una masa de aire frío se convertirá en niebla o escarcha que podremos ver. Y no podemos decir que la niebla o la escarcha hayan alcanzado un estado de "ser" a partir del "no-ser". tan solo ha cambiado su forma, el signo con el que la etiquetamos.
El no-nacimiento es otra forma de describir la verdadera naturaleza de la realidad, la naturaleza de todo cuanto existe. Al contemplar la apariencia externa de las cosas, vemos nacimiento y muerte, éxito y fracaso, ser y no-ser, ida y llegada. Pero al observar más profundamente, advertimos que la verdadera naturaleza de las cosas es no-nacida e imperecedera, no viene de ninguna parte ni va a ninguna parte, no es ser ni no-ser; las cosas no constituyen una única entidad y sin embargo no están realmente separadas y aparte.

                                     ¡Sólo porque no podamos verlo no significa que no exista!

   La nube no ha llegado a ser algo a partir de la nada. Antes de manifestarse en su forma actual, ya estaba ahí como agua en los ríos y océanos. Con el calor del sol se transformó en vapor de agua y, más tarde, esas gotitas diminutas se unieron para formar una nube. No pasó del "no-ser" al "ser".
Ése es el significado de no-nacimiento.
Más adelante, la nube puede cesar en esa manifestación y adoptar otras formas, como la lluvia, la nieve, el granizo, la niebla, o transformarse en un pequeño riachuelo. La nube no habrá pasado del "ser" al "no-ser". Su naturaleza no solo es no-nacida, también es imperecedera. La verdadera naturaleza de todo cuanto existe, incluidos tú y yo, es no-nacida e imperecedera.

Una vez que surja en ti la percepción del no-nacimiento y la no-muerte, experimentarás una ausencia de temor y una tremenda libertad. Ése es, en verdad, el más precioso fruto de la meditación.

Thich Nhat Hanh

sábado, 3 de enero de 2015

El lenguaje silencioso

En todas partes está la soledad. El individuo siempre está solo. Su trabajo consiste en buscar en el interior y no en el exterior. No dejes lugar a las distracciones; investiga para quien hay distracciones.
Tú te quejas de que la contestación no proviene de tu búsqueda interior.
El buscador es la contestación y ninguna otra contestación puede venir. Lo que viene no puede ser verdadero; lo que es es lo verdadero.

...El sueño profundo no es ignorancia; es el estado puro de uno mismo. La vigilia no es conocimiento; es ignorancia. En el sueño profundo hay plena consciencia y en el estado de vigilia plena ignorancia.
Tu verdadera naturaleza abarca ambos y se extiende más allá. El Sí-mismo está más allá del conocimiento y de la ignorancia. Los estados de sueño profundo, sueño con ensueños y vigilia son solamente sombras desfilando delante del Sí-mismo. Prosiguen tanto si uno los percibe como si no.
El estado del sabio (el cual experimenta el samadhi en vigilia, sueño con ensueños y sueño profundo) se puede comparar al viajero en la carreta de bueyes mientras estos unas veces caminan, otras están quietos y otras sin yugo durante el trayecto. Tales ejemplos son desde la perspectiva del que no es un sabio, porque desde la del sabio no tendrían lugar.

El estado que trasciende la palabra y el pensamiento es mouna. Es meditación sin actividad mental. Someter la mente es meditación. La meditación profunda es la palabra eterna. El silencio es siempre elocuente; es el fluir perenne del lenguaje. Se interrumpe al hablar, ya que las palabras obstruyen el lenguaje silencioso. Los discursos pueden entretener a individuos durante horas sin mejorarlos. El silencio, por el contrario. es permanente y beneficia a la humanidad entera. Al decir silencio, nos referimos a Elocuencia. Los discursos orales no son tan elocuentes como el silencio. El silencio es elocuencia permanente; es el mejor idioma.

Bhagaván Sri Ramana Maharshi


 

jueves, 1 de enero de 2015

La atención - J.Krishnamurti

Atención no es lo mismo que concentración. 
La concentración es exclusión; la atención, que implica estar consciente (to be aware), no excluye nada.
Me parece que la mayoría de nosotros no estamos totalmente conscientes de lo que hablamos, tampoco de lo que nos rodea: los colores, las personas, las formas de los árboles, las nubes, el movimiento del agua. Tal vez es porque estamos tan interesados en nosotros mismos, en nuestros minúsculos problemas, en nuestras propias ideas, nuestros propios placeres, pretensiones y ambiciones, que no somos objetivamente conscientes. Y,sin embargo, hablamos mucho del estar consciente (awareness). Una vez en la India, viajaba yo en automóvil, sentado al lado del chófer. Había tres caballeros detrás discutiendo acaloradamente acerca del estar consciente y por desgracia en ese momento, el chófer se distrajo y atropelló una cabra. Y los tres caballeros seguían hablando del tema sin darse cuenta en absoluto de que habían atropellado una cabra. Cuando se señaló esta falta de atención a esos señores que trataban de estar alertas, recibieron una gran sorpresa.


Y con la mayoría de nosotros pasa lo mismo. No nos damos cuenta de las cosas externas o internas. Si quiere usted comprender la belleza de un pájaro, de una mosca, o una hoja, o de una persona con todas sus complejidades, tiene que darles atención completa, que es estar consciente. Y usted sólo puede prestar atención cuando tiene interés, lo que significa que realmente quiere comprender -entonces pone usted todo su corazón y su mente en la búsqueda.
Ese estado de ser consciente sería, como vivir con una serpiente en su habitación, vigilaría cada movimiento y estaría muy, muy sensible al más ligero ruido que hiciera. Tal estado de atención es energía total; en ese estado de ser consciente la totalidad de su ser se revela en un instante.

...Cuando usted se ha mirado así tan hondamente, podrá penetrar a mayor profundidad. Cuando decimos "mayor profundidad" no estamos comparando. Siempre pensamos a base de comparaciones -profundo y superficial, feliz o infeliz-. Siempre estamos midiendo, comparando. Y bien, ¿hay tal estado que se llame lo profundo y lo superficial en uno mismo? Cuando digo "mi mente es superficial, vacía, pequeña, estrecha, limitada", ¿cómo sé todas estas cosas? Porque he comparado mi mente con la de usted, que es más brillante, que tiene más capacidad, es más inteligente y alerta.
¿Conocería mi pequeñez sin la comparación? Cuando tengo hambre no comparo ésta con mi hambre de ayer. El hambre de ayer es una idea, un recuerdo.
Si estoy siempre comparándome con usted, luchando por ser como usted, estoy negando lo que soy y, por tanto, creando una ilusión. Cuando he comprendido que la comparación en cualquier forma lleva sólo a mayor ilusión y mayor desdicha, igual que cuando me analizo, añadiendo algo poco a poco al conocimiento de mí mismo, o me identifico con algo exterior a mí, ya sea el Estado, un salvador o una ideología -cuando comprendo que todo este proceso conduce a mayor conformidad y en consecuencia, a mayor conflicto-, cuando veo todo esto, lo pongo a un lado por completo. Entonces mi mente ya no está buscando. Es muy importante comprender esto. Entonces mi mente ya no está tanteando, preguntando, buscando. Esto no significa que mi mente está satisfecha con las cosas tal como son, pero sí que no tiene ilusiones. Una mente así, puede moverse entonces en una dimensión totalmente distinta. 
J.Krishnamurti